Sunday, April 20, 2008

Fiebre Amarilla IV

Fiebre Amarilla IV
Por Darío Valle Risoto


No suelo ser un tipo demasiado audaz, por esa cosa de ser un caballero con las mujeres..., aún con las que no lo merecen.
Pero esta claro que sí.
Me acerqué y le di las buenas noches, estaba sentada en los primeros bancos de la clase, era por el año 1992 y yo no pude resistirme.
___Perdoname..., ¿Sos japonesa o China?
Me miró, realmente era atractiva con el clásico cabello negro y largo como para cubrir aquella noche con la negrura más negra.
___Japonesa. ___Me contestó seriamente.

Desde luego que no les voy a decir su nombre ni las fotos corresponden a ella y son meramente ilustrativas.
Quiso el tiempo que me la cruzara un par de veces, sin embargo ya sufría de fiebre amarilla desde años antes y aún no me curo.

El maestro miró al alumno que tiritaba de frío mientras sostenía a la intemperie los dos cubos de madera llenos de agua.
Caían los pétalos del Cerezo combinados con los primeros copos de nieve, el maestro estaba sentado fumando su pipa debajo del alero y se calentaba las manos con la cálida llama del brasero.
Su alumno en cambio estaba casi azul de frío sosteniendo el palo del que colgaban los cubos, estaba vestido solo con un pantalón de franela tan blanco como la nieve que comenzaba a cubrir el césped de los jardines.
___¿Sientes frío?
___Un poco. ___Contestó por no demostrar debilidad y sin mirarlo a los ojos porque eso sería como perder la concentración que de todas maneras no podía encontrar.
___¿Qué te preocupa más?

El alumno no contestó.
___¿El frío o esa mujer?
El alumno se preguntó: ¿Cómo sabe mi maestro que estoy enamorado?
El maestro volvió a encender su pipa mirando al cielo oscuro de la noche, los faroles de papel solo mostraban la débil silueta de su alumno que temblaba apenas sosteniendo los cubos sobre su espalda, ya hacía seis horas.

___Si te preocupa más el frío, solo tienes que entrar y volver a calentarte el cuerpo junto al fuego y tomar el té que hay servido, en cambio si lo que más te obliga a desconcentrarte es La Mujer...solo una verdadera concentración o la muerte te la quitarán de la cabeza.






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