Por: Darío Valle Risoto
El enorme desierto embaldosado
Una siniestra cucaracha corriendo sola
Yo tratando de dormir en el piso
Escuchando la respiración entrecortada
De mi madre enferma.
Hospital Masiel, un enorme mausoleo,
Pasos que rebotan en quien sabe donde
Madrugadas eternas
Y me levanto para revisar el suero
Y mirarla yéndose de mi lado.
Una luz que se prende y mujeres cuchicheando
Una enfermera que se ríe a lo lejos
Pronto llegará la mañana
Y tendré que dejarla sola hasta otro día.
¿Por qué esto?
Cambiaría de lugar con ella
Le daría otra vida un poco más feliz.
¿Fue feliz alguna vez?
Allá en el frío de la cuarta sección Minas
Lavalleja se tragó sus tristes secretos
Violación, pobreza, desamparo,
Un padre casi desconocido,
Dos abuelos ignorantes y buenos.
Una madre desnaturalizada,
A la que nunca llamé abuela.
El enorme desierto embaldosado
Una siniestra cucaracha corriendo sola.
Una siniestra cucaracha corriendo sola
Yo tratando de dormir en el piso
Escuchando la respiración entrecortada
De mi madre enferma.
Hospital Masiel, un enorme mausoleo,
Pasos que rebotan en quien sabe donde
Madrugadas eternas
Y me levanto para revisar el suero
Y mirarla yéndose de mi lado.
Una luz que se prende y mujeres cuchicheando
Una enfermera que se ríe a lo lejos
Pronto llegará la mañana
Y tendré que dejarla sola hasta otro día.
¿Por qué esto?
Cambiaría de lugar con ella
Le daría otra vida un poco más feliz.
¿Fue feliz alguna vez?
Allá en el frío de la cuarta sección Minas
Lavalleja se tragó sus tristes secretos
Violación, pobreza, desamparo,
Un padre casi desconocido,
Dos abuelos ignorantes y buenos.
Una madre desnaturalizada,
A la que nunca llamé abuela.
El enorme desierto embaldosado
Una siniestra cucaracha corriendo sola.
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