Una obra excelente
Por: Darío Valle Risoto
Un domingo soleado y cálido, el ventilador bajo a mi espalda, una buena dote de mate dulce y disfrutar de la vida viendo vídeos. ¿Que más se puede pedir?.
Rideback al fin culminó en Fanático, me bajé los últimos cuatro capítulos de doce que conforman esta obra muy interesante con una sublime anime donde se mezclan el 2d con la animación por ordenador dándole vida a estos curiosos vehículos llamados: Ridebacks.
Probablemente la expresión artística occidental que más les produzca admiración a los japoneses sea el ballet y ellos si que saben apreciar el arte, nadie lo duda. Ballet, motos, terrorismo de estado, es en Japón en un futuro cercano donde transcurre todo y los Ridebacks que se ven envueltos en la batalla entre la división GGP y un grupo de admiradores de estas motos con brazos.
Rin Ogata es una chica de 18 años que dejó el ballet por una lesión en una pierna, no olvida a su madre y mentora y tampoco a sus amigos por lo que sin buscarlo termina siendo el símbolo de una revolución en contra de una división militar que pretende adueñarse del mundo.
Buena, muy buena, cuatro horas ganadas al arte.
Por: Darío Valle Risoto
Un domingo soleado y cálido, el ventilador bajo a mi espalda, una buena dote de mate dulce y disfrutar de la vida viendo vídeos. ¿Que más se puede pedir?.
Rideback al fin culminó en Fanático, me bajé los últimos cuatro capítulos de doce que conforman esta obra muy interesante con una sublime anime donde se mezclan el 2d con la animación por ordenador dándole vida a estos curiosos vehículos llamados: Ridebacks.
Probablemente la expresión artística occidental que más les produzca admiración a los japoneses sea el ballet y ellos si que saben apreciar el arte, nadie lo duda. Ballet, motos, terrorismo de estado, es en Japón en un futuro cercano donde transcurre todo y los Ridebacks que se ven envueltos en la batalla entre la división GGP y un grupo de admiradores de estas motos con brazos.
Rin Ogata es una chica de 18 años que dejó el ballet por una lesión en una pierna, no olvida a su madre y mentora y tampoco a sus amigos por lo que sin buscarlo termina siendo el símbolo de una revolución en contra de una división militar que pretende adueñarse del mundo.
Buena, muy buena, cuatro horas ganadas al arte.