Saber reconocer los errores
Por: Darío Valle Risoto
En el año 1984 Uruguay por primera vez luego de varios años de dictadura cívico-militar volvía a las elecciones nacionales, yo era un ignorante político y voté a Luís Alberto Lacalle y al partido nacional y no me pregunten porqué, supongo que era para escapar del anterior gobierno de transición de Sanguinetti que había extendido de muchas formas la política de los militares aunque algo de libertad en las ideas se volvía a sentir (Los Derechos Humanos y la revisión de los crímenes y desapariciones de la dictadura fueron sepultados por la ley de Caducidad de la pretención punitiva del estado, 1989 Plebiscito donde gana el voto amarillo). Desde luego que entrar en un gran taller gráfico como Barreiro y Ramos y comenzar a militar en el sindicato de artes gráficas me fue llevando al hombre de izquierda que hoy soy y sin embargo si bien pasé poco a poco a ser anarquista voté al Frente Amplio desde esas elecciones hasta las últimas internas que opté por Asamblea Popular.
Les cuento esto porque a punto de terminar el período de gobierno de la primera vez que el Frente Amplio llega al poder, la situación política está claramente dividida en dos amplios sectores claramente diferenciados en nuestro pequeño país: Por un lado la derecha con todas sus tristes fascetas con: Pedro Bordaberry (Partido Colorado que propició la dictadura de su padre), el partido Nacional (Luís Alberto Lacalle el ala más conservadora del por sí derechista partido nacional) y El partido independiente que ocupa hoy el lugar que otrora ocupara la Unión Cívica, es decir: Derechistas no alineados pero derechas al fin. El otro grupo lo conforma la izquierda uruguaya liderada por la coalición del Frente Amplio hoy en el gobierno y Asamblea Popular hoy formada por grupos escindidos de la misma y otros de la mal llamada izquierda radical (Hay izquierdas no radicales acaso?)
Por lo tanto sería fácil para mí decir: Yo anarco, no voto, todos son iguales, siempre me joden y no voy a ser parte del juego electoral para dedicarme a escribir consignas más o menos libertarias en mis blogs o hacer lo que hago desde ese triste 1984 en que voté mal: Votar al menos malo o en contra de los cretinos que una u otra vez han echo crecer la pobreza y la marginalidad en este país, ni hablar de la impunidad de los torturadores y asesinos de la dictadura. Es así que no hay mucho que decidir, si gana Lacalle volvemos a los clásicos gobiernos corruptos que gobernaron Uruguay desde Artigas o nos quedamos con algo parecido a lo que hay ahora que no es bueno, roban también desde luego, no vamos a ser tan ingenuos, pero al menos se reparte un poco la torta entre la sociedad.
Por: Darío Valle Risoto
En el año 1984 Uruguay por primera vez luego de varios años de dictadura cívico-militar volvía a las elecciones nacionales, yo era un ignorante político y voté a Luís Alberto Lacalle y al partido nacional y no me pregunten porqué, supongo que era para escapar del anterior gobierno de transición de Sanguinetti que había extendido de muchas formas la política de los militares aunque algo de libertad en las ideas se volvía a sentir (Los Derechos Humanos y la revisión de los crímenes y desapariciones de la dictadura fueron sepultados por la ley de Caducidad de la pretención punitiva del estado, 1989 Plebiscito donde gana el voto amarillo). Desde luego que entrar en un gran taller gráfico como Barreiro y Ramos y comenzar a militar en el sindicato de artes gráficas me fue llevando al hombre de izquierda que hoy soy y sin embargo si bien pasé poco a poco a ser anarquista voté al Frente Amplio desde esas elecciones hasta las últimas internas que opté por Asamblea Popular.
Les cuento esto porque a punto de terminar el período de gobierno de la primera vez que el Frente Amplio llega al poder, la situación política está claramente dividida en dos amplios sectores claramente diferenciados en nuestro pequeño país: Por un lado la derecha con todas sus tristes fascetas con: Pedro Bordaberry (Partido Colorado que propició la dictadura de su padre), el partido Nacional (Luís Alberto Lacalle el ala más conservadora del por sí derechista partido nacional) y El partido independiente que ocupa hoy el lugar que otrora ocupara la Unión Cívica, es decir: Derechistas no alineados pero derechas al fin. El otro grupo lo conforma la izquierda uruguaya liderada por la coalición del Frente Amplio hoy en el gobierno y Asamblea Popular hoy formada por grupos escindidos de la misma y otros de la mal llamada izquierda radical (Hay izquierdas no radicales acaso?)
Por lo tanto sería fácil para mí decir: Yo anarco, no voto, todos son iguales, siempre me joden y no voy a ser parte del juego electoral para dedicarme a escribir consignas más o menos libertarias en mis blogs o hacer lo que hago desde ese triste 1984 en que voté mal: Votar al menos malo o en contra de los cretinos que una u otra vez han echo crecer la pobreza y la marginalidad en este país, ni hablar de la impunidad de los torturadores y asesinos de la dictadura. Es así que no hay mucho que decidir, si gana Lacalle volvemos a los clásicos gobiernos corruptos que gobernaron Uruguay desde Artigas o nos quedamos con algo parecido a lo que hay ahora que no es bueno, roban también desde luego, no vamos a ser tan ingenuos, pero al menos se reparte un poco la torta entre la sociedad.
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