Ley de Impunidad
Por Darío Valle Risoto
Catorce horas debatiendo para aprobar o no la ley de interpretación sobre otra ley que fue promulgada para cobijar a los asesinos y torturadores porque hubo un pacto para que los milicos entregaran la dictadura cuando ya no tenían más que robar y era cuestión de tiempo que se fueran. Pero no, los políticos entregaron el culo y no solo fueron los ya tradicionales mamones blancos y colorados, también los hubo del Frente amplio.
Así ya van más de veinte años de impunidad de dilaciones, de hago pero no hago y de muchos vericuetos legales para irle trampeando al tiempo las verdades más dolorosas, los muertos, los desaparecidos que de desaparecidos no tuvieron nada, porque fueron gente real que fue muerta por tener una ideología diferente al fascismo imperante de la Latinoamérica de esos años. Así se fue forjando una vergüenza que hizo llaga en el Uruguay del año 1989 cuando se plebiscitó una ley anticonstitucional y que transgrede cualquier norma, convenio o resolución sobre derechos humanos.
Pero hay una verdad oculta de una clase política acomodaticia, vieja y estéril de rebeldía que vive de los recuerdos revolucionarios pero ya perdió el alma a cuenta quien sabe de que negociados o simplemente por cobardía, porque los militares siguen soberbios amenazando y dando que hablar cuando no deberían más que pedir que se haga justicia pero eso sería creer que tienen algo de honor.
Hoy no voy a la marcha del silencio, no me gusta caminar impotente entre unos compatriotas, cada vez más pocos que nos resistimos a seguir aguantando tanta hipocresía. Y no se enojen con el diputado Semproni por votar en contra, el solo fue el chivo expiatorio para que se cumpla el mandato de los dirigentes del frente amplio. Las bases sé que piensan muy diferente, después cuando pierdan las elecciones no se quejen.
Por Darío Valle Risoto
Catorce horas debatiendo para aprobar o no la ley de interpretación sobre otra ley que fue promulgada para cobijar a los asesinos y torturadores porque hubo un pacto para que los milicos entregaran la dictadura cuando ya no tenían más que robar y era cuestión de tiempo que se fueran. Pero no, los políticos entregaron el culo y no solo fueron los ya tradicionales mamones blancos y colorados, también los hubo del Frente amplio.
Así ya van más de veinte años de impunidad de dilaciones, de hago pero no hago y de muchos vericuetos legales para irle trampeando al tiempo las verdades más dolorosas, los muertos, los desaparecidos que de desaparecidos no tuvieron nada, porque fueron gente real que fue muerta por tener una ideología diferente al fascismo imperante de la Latinoamérica de esos años. Así se fue forjando una vergüenza que hizo llaga en el Uruguay del año 1989 cuando se plebiscitó una ley anticonstitucional y que transgrede cualquier norma, convenio o resolución sobre derechos humanos.
Pero hay una verdad oculta de una clase política acomodaticia, vieja y estéril de rebeldía que vive de los recuerdos revolucionarios pero ya perdió el alma a cuenta quien sabe de que negociados o simplemente por cobardía, porque los militares siguen soberbios amenazando y dando que hablar cuando no deberían más que pedir que se haga justicia pero eso sería creer que tienen algo de honor.
Hoy no voy a la marcha del silencio, no me gusta caminar impotente entre unos compatriotas, cada vez más pocos que nos resistimos a seguir aguantando tanta hipocresía. Y no se enojen con el diputado Semproni por votar en contra, el solo fue el chivo expiatorio para que se cumpla el mandato de los dirigentes del frente amplio. Las bases sé que piensan muy diferente, después cuando pierdan las elecciones no se quejen.
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