El discurso del Rey
Por: Darío Valle Risoto
Esta película viene precedida de serias amenazas de llevarse varios Oscars lo que nunca es garantía de nada, ya me pasó varias veces de encontrarme frente a la pantalla con la idea de que en ese Oscar hubo algún tipo de engaño. De todas maneras los premios al arte siempre son simbólicos y desde luego que cada uno elije a su gusto y criterio más allá de estos.
Y a pocas horas de que comience la entrega de premios poco me interesa si “El Discurso del Rey” se lleva o no varios de estos aunque realmente pienso que es una buena película pero no es para tanto y si gana alguna estatuilla es porque hay un panorama tan desierto de buenos filmes en los últimos tiempos que esta obra casi teatral, mínima pero bien ejecutada puede merecerlos.
Dos actores de primerísima línea como Geoffrey Rush y Colin Firth entablan un duelo donde el monarca de Inglaterra en los comienzos de la segunda guerra, deberá tratar de sobrellevar sus problemas de dicción y así hacerle frente a una monarquía que era para su hermano pero recayó en su persona. Entrenar a un hombre con problemas del habla es todo lo que sucede en la película y si no nos caemos en estado de coma es porque los intérpretes son muy buenos aunque creo que la historia estira demasiado una serie de acontecimientos que indudablemente están maquillados para llevarse al cine y probablemente en lo inmediato fueron bastante diferentes. De todas formas es una buena historia, bien narrada pero me parece que si se lleva algunos premios es por mérito propio y por un panorama desolador en cine, a menos que se premie a por ejemplo: The Fighter, pero ese es otro tema.
No puedo sentir al ver este tipo de películas donde la realeza es mostrada como signo de determinada época, que me están tratando de vender otro producto de explotación al precio de cierta dorada luz que parece envolver a estos históricos embaucadores de la gente. De todas maneras será menester pensar en que los pueblos necesitan un conductor, un pastor como si fueran ovejas conducidas tanto a la guerra como a la felicidad…que se le va a hacer.
Por: Darío Valle Risoto
Esta película viene precedida de serias amenazas de llevarse varios Oscars lo que nunca es garantía de nada, ya me pasó varias veces de encontrarme frente a la pantalla con la idea de que en ese Oscar hubo algún tipo de engaño. De todas maneras los premios al arte siempre son simbólicos y desde luego que cada uno elije a su gusto y criterio más allá de estos.
Y a pocas horas de que comience la entrega de premios poco me interesa si “El Discurso del Rey” se lleva o no varios de estos aunque realmente pienso que es una buena película pero no es para tanto y si gana alguna estatuilla es porque hay un panorama tan desierto de buenos filmes en los últimos tiempos que esta obra casi teatral, mínima pero bien ejecutada puede merecerlos.
Dos actores de primerísima línea como Geoffrey Rush y Colin Firth entablan un duelo donde el monarca de Inglaterra en los comienzos de la segunda guerra, deberá tratar de sobrellevar sus problemas de dicción y así hacerle frente a una monarquía que era para su hermano pero recayó en su persona. Entrenar a un hombre con problemas del habla es todo lo que sucede en la película y si no nos caemos en estado de coma es porque los intérpretes son muy buenos aunque creo que la historia estira demasiado una serie de acontecimientos que indudablemente están maquillados para llevarse al cine y probablemente en lo inmediato fueron bastante diferentes. De todas formas es una buena historia, bien narrada pero me parece que si se lleva algunos premios es por mérito propio y por un panorama desolador en cine, a menos que se premie a por ejemplo: The Fighter, pero ese es otro tema.
No puedo sentir al ver este tipo de películas donde la realeza es mostrada como signo de determinada época, que me están tratando de vender otro producto de explotación al precio de cierta dorada luz que parece envolver a estos históricos embaucadores de la gente. De todas maneras será menester pensar en que los pueblos necesitan un conductor, un pastor como si fueran ovejas conducidas tanto a la guerra como a la felicidad…que se le va a hacer.