Por: Darío Valle Risoto
Lejos de cualquier generalización debemos reconocer que la mujer está al borde de la emancipación total desde su progresiva liberación, digamos que de los años 20 en adelante y hoy se hace más que evidente. Obviamente me refiero principalmente a la mujer occidental y por sobretodas las cosas a aquellas que habitan medianas o grandes ciudades porque lamentablemente aún en zonas rurales o en las clases económicamente más bajas de la sociedad aun persisten atávicos órdenes machistas.
De todas maneras la mujer se ha separado del hogar como mero proveedor de sexo, cocina y limpieza para el hombre y considera justamente que merece ser tomada por un ser humano y por lo tanto esto trae aparejada una evidente crisis de la vieja idea de familia. Acaso debamos meditar que muchas veces la convivencia Hombre-mujer estuvo signada por una dependencia económica y una subyugación por medio de un maquiavélico manejo de los afectos.
Leí hace unos días un artículo en un periódico donde se sostenía que la situación hoy día parece ir por el lado de que la mujer y el hombre van a vivir en pareja, tienen un hijo y luego se separan, en la enorme mayoría de los casos es la mujer la que continúa criando al niño y desde luego que trabajando y muchas de las veces hasta estudiando. Y después las llamamos sexo débil.
Deberemos meditar seriamente si en un futuro no muy lejano la convivencia en pareja sea cosa del pasado y realmente la naturaleza de los seres humanos sea la de vivir solos pero suficientemente cerca de los amigos o las parejas pero nunca entreverados. Digamos que si un hombre o una mujer tienen suficiente independencia económica y seguridad mental, pueden vivir solos y tener aventuras ocasionales sin la necesidad de la difícil tarea de compartir las 24 horas de vida con otra persona.
Con esto no digo que la convivencia no sea posible en el futuro pero creo que las personas necesitaran con mayor urgencia sus propios espacios privados y porque no, vivir sus propias aventuras amorosas y por lo tanto será necesario revisar seriamente el concepto judeo-cristiano de monogamia y la aberrante idea de fidelidad.
Digo aberrante porque fidelidad es solo un concepto funcional realmente entre una persona que se somete a otra de mayor poder e importancia (Esclavo-amo) cuando en realidad creo que en pareja es mucho mejor utilizar en término de lealtad en tanto se debe ser leal al otro si hay un previo pacto en uno u otro sentido. A saber, si desde el comienzo decidimos tener nuestra mayor libertad posible deberemos respetarnos tanto como si estamos de acuerdo en ser solo nosotros para el sexo y nada más.
Pero la mujer que ya ha tomado las propias riendas de su vida deberá lidiar con un proceso de cambio muy lento si nos ponemos en la perspectiva de los hombres en tanto estos se pueden sentir atraído por mujeres de fuerte personalidad para el sexo pero raramente tendrán la suficiente capacidad de mantener una pareja con alguien que lo mira desde la misma altura. Aún en Uruguay se lucha a diario con conceptos abominables como aquel de que el hombre que tiene muchas amantes es más hombre y la mujer que tiene varios “amigos” es una puta, tampoco es fácil ser hombre y tener que ser mirado raro por aquellas mujeres que no pueden entender que se las trate como a seres humanos ya que el machismo a veces proviene de las propias féminas.
Por lo tanto podemos concluir con la idea de que por fin la mujer se toma su justo espacio en la sociedad y que no será fácil contemplar la convivencia si no nos respetamos como personas libres.
De todas maneras la mujer se ha separado del hogar como mero proveedor de sexo, cocina y limpieza para el hombre y considera justamente que merece ser tomada por un ser humano y por lo tanto esto trae aparejada una evidente crisis de la vieja idea de familia. Acaso debamos meditar que muchas veces la convivencia Hombre-mujer estuvo signada por una dependencia económica y una subyugación por medio de un maquiavélico manejo de los afectos.
Leí hace unos días un artículo en un periódico donde se sostenía que la situación hoy día parece ir por el lado de que la mujer y el hombre van a vivir en pareja, tienen un hijo y luego se separan, en la enorme mayoría de los casos es la mujer la que continúa criando al niño y desde luego que trabajando y muchas de las veces hasta estudiando. Y después las llamamos sexo débil.
Deberemos meditar seriamente si en un futuro no muy lejano la convivencia en pareja sea cosa del pasado y realmente la naturaleza de los seres humanos sea la de vivir solos pero suficientemente cerca de los amigos o las parejas pero nunca entreverados. Digamos que si un hombre o una mujer tienen suficiente independencia económica y seguridad mental, pueden vivir solos y tener aventuras ocasionales sin la necesidad de la difícil tarea de compartir las 24 horas de vida con otra persona.
Con esto no digo que la convivencia no sea posible en el futuro pero creo que las personas necesitaran con mayor urgencia sus propios espacios privados y porque no, vivir sus propias aventuras amorosas y por lo tanto será necesario revisar seriamente el concepto judeo-cristiano de monogamia y la aberrante idea de fidelidad.
Digo aberrante porque fidelidad es solo un concepto funcional realmente entre una persona que se somete a otra de mayor poder e importancia (Esclavo-amo) cuando en realidad creo que en pareja es mucho mejor utilizar en término de lealtad en tanto se debe ser leal al otro si hay un previo pacto en uno u otro sentido. A saber, si desde el comienzo decidimos tener nuestra mayor libertad posible deberemos respetarnos tanto como si estamos de acuerdo en ser solo nosotros para el sexo y nada más.
Pero la mujer que ya ha tomado las propias riendas de su vida deberá lidiar con un proceso de cambio muy lento si nos ponemos en la perspectiva de los hombres en tanto estos se pueden sentir atraído por mujeres de fuerte personalidad para el sexo pero raramente tendrán la suficiente capacidad de mantener una pareja con alguien que lo mira desde la misma altura. Aún en Uruguay se lucha a diario con conceptos abominables como aquel de que el hombre que tiene muchas amantes es más hombre y la mujer que tiene varios “amigos” es una puta, tampoco es fácil ser hombre y tener que ser mirado raro por aquellas mujeres que no pueden entender que se las trate como a seres humanos ya que el machismo a veces proviene de las propias féminas.
Por lo tanto podemos concluir con la idea de que por fin la mujer se toma su justo espacio en la sociedad y que no será fácil contemplar la convivencia si no nos respetamos como personas libres.
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