La Casa de Arena y Niebla
Por: Darío Valle Risoto
Estamos frente a una de las mejores películas que he visto en mi vida y no tengo dudas en compartirlo con ustedes, muchos factores hacen de esta obra una preciada forma de entretenerse pero a la vez aprender y mucho sobre la cultura musulmana, desde adentro y desde la sencillez de una familia que llega desde Irán a América para encontrar la paz.
Tal vez me he salteado que la protagonista pierde su casa, ella es norteamericana y víctima de la burocracia estatal encuentra que la dejaron sin un techo y para colmo su vivienda es rematada a unos extranjeros dispuestos a no cejar frente a sus demandas. El coronel retirado y su familia se verán inesperadamente involucrados en la pugna por una casa que absorta es un inanimado espectador de las derrotas humanas y de todas las angustias que puede reportarnos el quedarnos sin un techo frente a supuestos usurpadores de nuestro confort. Digo supuestos porque aquí el verdadero villano como casi siempre es: El Estado.
La dueña de esta casa vivirá casi al borde de la indigencia para tratar de recuperar lo que era suyo y perdió, un policía se enamorará de la protagonista poniendo en juego su propia vida para tomar decisiones que no siempre acertadas pondrán este juego de esperanzas al borde de la desgracia o tal vez empujándolos a todos dentro de ella.
Nos encontraremos desde el punto de vista técnico con las excelentes actuaciones de Ben Kingley y de Jennifer Connelly, una muy buena fotografía y una dirección magistral sobretodo en los momentos finales de la película que es cuando explota esta bomba de personajes frágiles dispuestos a todo hasta a la muerte por encontrar la redención y la conquista del techo. Nada menos.
Por: Darío Valle Risoto
Estamos frente a una de las mejores películas que he visto en mi vida y no tengo dudas en compartirlo con ustedes, muchos factores hacen de esta obra una preciada forma de entretenerse pero a la vez aprender y mucho sobre la cultura musulmana, desde adentro y desde la sencillez de una familia que llega desde Irán a América para encontrar la paz.
Tal vez me he salteado que la protagonista pierde su casa, ella es norteamericana y víctima de la burocracia estatal encuentra que la dejaron sin un techo y para colmo su vivienda es rematada a unos extranjeros dispuestos a no cejar frente a sus demandas. El coronel retirado y su familia se verán inesperadamente involucrados en la pugna por una casa que absorta es un inanimado espectador de las derrotas humanas y de todas las angustias que puede reportarnos el quedarnos sin un techo frente a supuestos usurpadores de nuestro confort. Digo supuestos porque aquí el verdadero villano como casi siempre es: El Estado.
La dueña de esta casa vivirá casi al borde de la indigencia para tratar de recuperar lo que era suyo y perdió, un policía se enamorará de la protagonista poniendo en juego su propia vida para tomar decisiones que no siempre acertadas pondrán este juego de esperanzas al borde de la desgracia o tal vez empujándolos a todos dentro de ella.
Nos encontraremos desde el punto de vista técnico con las excelentes actuaciones de Ben Kingley y de Jennifer Connelly, una muy buena fotografía y una dirección magistral sobretodo en los momentos finales de la película que es cuando explota esta bomba de personajes frágiles dispuestos a todo hasta a la muerte por encontrar la redención y la conquista del techo. Nada menos.
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