Fiebre del Sábado a la Noche
Por: Darío Valle Risoto
Fiebre del sábado a la noche trasciende a su propio tiempo y a la nefasta época disco gracias a un perfecto balance entre las escenas de baile y la historia de Tony Manero fuera de la pista disco donde realmente es quién es. O probablemente no.
En realidad esta película es ambiciosamente buena, porque trasunta la realidad de los fines de los años setenta entre los barrios de inmigrantes neoyorquinos, podremos ver que la vida de la clase media baja no es fácil y por sobre todas las cosas que los descendientes de italianos no son diferentes a otros al aportar una alta cuota de machismo, misoginia y homofobia en sus vidas cotidianas.
Las mujeres se muestran como simples receptáculos del placer y aún así veremos que los espíritus duros suelen tener el corazón de cristal y que a veces madurar significa dejar cosas por el camino, tan fuertes como los amigos antes inseparables y que un buen día se transforman en un grupo de idiotas.
John Travolta se consagró tras este filme pero también pasó por mucho tiempo al olvido y sin embargo era ya un excelente intérprete a más de un eximio bailarín por más que hoy las coreografías disco me resulten de humor involuntario, pero el tiempo cambia muchas cosas.
Por: Darío Valle Risoto
Fiebre del sábado a la noche trasciende a su propio tiempo y a la nefasta época disco gracias a un perfecto balance entre las escenas de baile y la historia de Tony Manero fuera de la pista disco donde realmente es quién es. O probablemente no.
En realidad esta película es ambiciosamente buena, porque trasunta la realidad de los fines de los años setenta entre los barrios de inmigrantes neoyorquinos, podremos ver que la vida de la clase media baja no es fácil y por sobre todas las cosas que los descendientes de italianos no son diferentes a otros al aportar una alta cuota de machismo, misoginia y homofobia en sus vidas cotidianas.
Las mujeres se muestran como simples receptáculos del placer y aún así veremos que los espíritus duros suelen tener el corazón de cristal y que a veces madurar significa dejar cosas por el camino, tan fuertes como los amigos antes inseparables y que un buen día se transforman en un grupo de idiotas.
John Travolta se consagró tras este filme pero también pasó por mucho tiempo al olvido y sin embargo era ya un excelente intérprete a más de un eximio bailarín por más que hoy las coreografías disco me resulten de humor involuntario, pero el tiempo cambia muchas cosas.
Recuerdo que era apenas un adolescente cuando la fiebre disco llegó a casa de manos de los Bee Gees y sus horrendas voces aflautadas en falsete que a mi en particular no me agradaban para nada, cierta tarde llegó a casa una prima a la que le tenía ganas para invitarme a un concurso de baile que se hacía en televisión con la música de esta película. La mandé al cuerno, menos mal.
Hacía tiempo que no la veía y hoy con otros ojos comprendo que es un fiel calco de una época que duró muy poco pero que de alguna manera significaba el declive musical de los Estados Unidos y bastante antes que muriera indefectiblemente destruido por la salsa y todas esas porquerías latinas amén de los American idiots que asolan las pantallas.
Los Bee Gees
¿Cual era el secreto de sus voces? : Los calzoncillos tres números más chicos.
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