Por: Darío Valle Risoto
Una luz azul encandilaba la noche
El aroma dulce de una asimetría
Enlazadas sus piernas rasgadas
Mostraban una juventud de cenizas.
Tuve el tiempo inmediato de verla
Tras bambalinas antes de la luces
Y supe que ella era tan distante
Como los mitos que los magos zurcen.
Tras una lluvia que me congelaba
Esperé sobre el cuadro desteñido
De una esquina que me aferraba
Tratando de que no me hiciera añicos.
Buena droga dije pitando angustias
En sus ojos había sueños enrojecidos
María tenía en sus nalgas planas
Aquellos cuentos que pude haber leído.
Encontramos su casa al confín de la noche
Entramos y sin apuro nos desvestimos
Ella cansada y yo en un sueño mágico
Si hicimos el amor nunca lo supimos.
Una luz azul encandilaba la noche
Ella era alta de movimientos felinos
Yo la acariciaba como para recordarle
Nos separamos y jamás nos vimos.
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