Por: Darío Valle Risoto
Un silencio agobiante, intenso
ellas que rescatan las ardientes sonrisas
su vida es auténticamente peligrosa,
como en un tampolín de fuego
saltan y se sumergen en la oscuridad.
Lesbianas y tan ajenas del vicio
sin idolatrías ni dioses
conservan el sexo floreciente
intensos jardines que se enfrentan
a la muerte del desdén
y al frío de las cámaras de la muerte.
Eternamente acusadas de brujas,
enfermas, herejes, locas,
maniatadas y mutiladas en su amor
ellas saben mantenerse madres,
progenitoras de una raza auténtica
de seres felices.
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