Por: Darío Valle Risoto
Técnico en Comunicación Social
Durante muchos años los medios de comunicación y la publicidad nos enseñaron que fumar era cool (buena onda) y el cigarro, por ejemplo en la década del cincuenta, comenzó a ser un símbolo de la mujer liberda e independiente. Muchos de nosotros seguimos a esos detectives del cine que siempre tenían un pucho en la mano y fue indisoluble la imagen del cigarro de los galanes varoniles y apuestos tanto como de las ya citadas mujeres tal vez fatales.
Cuando a muchos investigadores se les ocurrió evaluar el daño del tabaquismo las voces airadas de las grandes compañías compitieron con el sujeto anónimo que sin el cigarro no sabría donde poner las manos o se lo comerían los nervios. El cigarrillo o cualquier otra forma de fumar se transformó en un importante bastón sicológico de las mazas anónimas y formó parte de nuestra cultura como otro sinnúmero de costumbres tanto del hombre urbano como del rural.
Llegar a casa y sentarse frente al televisor mientras se toma un whisky y se fuma un puro pasó a ser la estampa y sueño inmediato del hombre común que aniquilado por el bombardeo mediático no tuvo mejores armas que la sumisión a través de la adicción a la nicotina.
Cuando a muchos investigadores se les ocurrió evaluar el daño del tabaquismo las voces airadas de las grandes compañías compitieron con el sujeto anónimo que sin el cigarro no sabría donde poner las manos o se lo comerían los nervios. El cigarrillo o cualquier otra forma de fumar se transformó en un importante bastón sicológico de las mazas anónimas y formó parte de nuestra cultura como otro sinnúmero de costumbres tanto del hombre urbano como del rural.
Llegar a casa y sentarse frente al televisor mientras se toma un whisky y se fuma un puro pasó a ser la estampa y sueño inmediato del hombre común que aniquilado por el bombardeo mediático no tuvo mejores armas que la sumisión a través de la adicción a la nicotina.
Los amantes luego del sexo encienden un cigarro, el novio que espera, el hombre que acaba de ser padre regala puros a todos a su alrededor, el chico de once o doce comienza a fumar para arañar la adultéz en una suerte de ritual que lo acercará a ser dueño de su destino, los estudiantes fuman y toman café para pasar las noches antes de los exámenes, en los velorios parece más soportable la tristeza con un cigarro y es impensable una cárcel donde no se permita fumar a los reos.
instaurada una costumbre desde todos los puntos de vista antinatural, será muy difícil pensar en un mundo donde al menos aquellos que libremente decidan envenenarse a si mismos fumando, por lo menos respeten a los que no lo hacemos, de todas maneras cuando, como le sucedió a mi padre, terminen internados a razón de años de fumar, toda la sociedad pagará con solidaridad su falta de consideración por la gente sana.
En Uruguay:instaurada una costumbre desde todos los puntos de vista antinatural, será muy difícil pensar en un mundo donde al menos aquellos que libremente decidan envenenarse a si mismos fumando, por lo menos respeten a los que no lo hacemos, de todas maneras cuando, como le sucedió a mi padre, terminen internados a razón de años de fumar, toda la sociedad pagará con solidaridad su falta de consideración por la gente sana.
http://www.urucan.org.uy/uilayer/Policlinicas_Tabaquismo_Noviembre%202008.pdf
No comments:
Post a Comment