Monday, November 21, 2011

La Euforia Cachonda

La Euforia Cachonda
Por: Darío Valle Risoto


Recuerdo que iba a la escuela, estaba en sexto año, tendría unos doce más o menos cuando una compañera me invitó a su cumpleaños. Era raro porque esa niña no era de mi clase por lo que allí fui con mi mejor ropa y algún regalo a su casa no muy lejos de la mía.
A poco de llegar me quedé sentado en un enorme patio con parral mientras todos se divertían saltando y jugando entre la música estruendosa. Su madre llegó hasta mí y viendo que yo permanecía expectante medio alejado de todos me invitó a la cocina donde permanecí entre la gente mayor conversando y comiendo de todo hasta que acabó el cumpleaños. Realmente lo pasé bomba.

Esa conducta me ha acompañado toda mi vida, mi forma de entretenerme no es demasiado vistosa y tampoco me gustan mucho las aglomeraciones o el ruido, sin embargo he estado en bastantes fiestas donde a veces debo explicarle a alguien que no me siento mal sino que estoy bien sentado, bebiendo algo y solo observando. Algunas veces en que la cosa no me gusta me he largado de allí y listo.

Este preámbulo viene a que ya con unos años me conozco bastante como para saber que me va o no y aún desde muy joven he decidido que ámbitos me congregan o que lugares no son para mí, creo que estamos viviendo una época donde todo parece programado, hasta el entretenimiento.
Debemos hacer mucho ruido, estar rodeado de insinuaciones sexuales explícitas o implícitas y tratar de resaltar con todo aquello que parezca transgresor y concite el comentario de los que nos rodean o al menos su aprobación.

Por motivos de trabajo me toca observar fotografías de fiestas de quince, cumpleaños, homenajes y despedidas de toda índole y para mi completo estupor veo que todas se parecen como si aquel evento que debería ser novedad ya no lo sea sino que deba tener necesariamente ciertos rituales para hacerlos válidos.  Piensen sino a cuantas fiestas han ido realmente diferentes o al menos donde haya algo de creativo.

Y aquí viene el título de este artículo copiado de las palabras de Darwin Desbocatti al referirse en radio a los tiempos en que nos toca vivir esta suerte de completo descontrol tan controlado para ser todos unos idiotas ruidosos, vergonzantes personajes de la farándula donde todo sirve pero indefectiblemente termina en la vergüenza ajena de algunos como yo.

Pasaron algunos años y me encontré a mi mismo en bailes y cumpleaños intentando explicarles a diferentes personas que la estaba pasando realmente bien con una bebida en la mano, sentado, tranquilo y sonriente en un sector más o menos alejado de las hordas de gordos con las corbatas como binchas y mujeres borrachas.

Hay gente que se expresa para afuera mientras que otros escribimos y somos fieles espectadores de este circo de la vida, en estos últimos tiempos parece que los medios de comunicación son parte de un tinglado que no admite lugar para nosotros sino que todo tiene que ser una explosión de alegría y fiesta aunque esté programada en cada detalle.

A eso le llaman felicidad.

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