Un Once de Septiembre del 2001
Cuando el cine conquisto a la realidad
Por: Darío Valle Risoto
Recuerdo como muchos ese día, no recuerdo porque dormí en el living de casa, tal vez porque hacía mucho calor y abajo estaba más fresco, pero en la mañana me llamó Daniel que todavía no se había quedado sin trabajo ni había emigrado a España me dijo que prendiera la televisión. Justo la tenía no se en que canal pero ahora descuento que la programación giraba en torno a una sola cosa: ¡Un avión se estrechaba contra una de las torres gemelas de Nueva York!
Semidormido le pregunté en que película sucedía eso, porque inmediatamente no razoné que estaba presenciando uno de los actos más atroces jamás filmados en directo para todo el mundo. Desde luego que la respuesta me despertó de inmediato y luego vi el segundo avión y la gente tirándose desde los pisos más altos y los rostros de los transeúntes de Nueva York desencajados como zombis que no entendían que le pasaba a su gran manzana a su centro del universo, a su capital del mundo libre.
Hoy se cumplen siete años de aquello y supongo que muchos familiares llorarán a las victimas mayoritariamente inocentes de la ignorancia y el fanatismo de los hombres que le adjudican a sus diferentes dioses la inmolación de cosas sagradas y vivas para perpetuar diversas formas de oscurantismo.
Se vino la guerra y la insólita persecución de Osama Bin Laden (O como quiera que se escriba) y el asesinato del presidente de Irak y los insólitos discursos de George W. que navegan entre lo brutal y lo jocoso pero los muertos de las torres gemelas están allí.
Miles de bolsas negras regresan a Norteamérica con soldados muertos, latinos y negros en su mayoría y se hacen, se hicieron y seguirán haciendo películas sobre esto y aquello y por lo tanto me resta una sola pregunta.
¿Para qué?
Cuando el cine conquisto a la realidad
Por: Darío Valle Risoto
Recuerdo como muchos ese día, no recuerdo porque dormí en el living de casa, tal vez porque hacía mucho calor y abajo estaba más fresco, pero en la mañana me llamó Daniel que todavía no se había quedado sin trabajo ni había emigrado a España me dijo que prendiera la televisión. Justo la tenía no se en que canal pero ahora descuento que la programación giraba en torno a una sola cosa: ¡Un avión se estrechaba contra una de las torres gemelas de Nueva York!
Semidormido le pregunté en que película sucedía eso, porque inmediatamente no razoné que estaba presenciando uno de los actos más atroces jamás filmados en directo para todo el mundo. Desde luego que la respuesta me despertó de inmediato y luego vi el segundo avión y la gente tirándose desde los pisos más altos y los rostros de los transeúntes de Nueva York desencajados como zombis que no entendían que le pasaba a su gran manzana a su centro del universo, a su capital del mundo libre.
Hoy se cumplen siete años de aquello y supongo que muchos familiares llorarán a las victimas mayoritariamente inocentes de la ignorancia y el fanatismo de los hombres que le adjudican a sus diferentes dioses la inmolación de cosas sagradas y vivas para perpetuar diversas formas de oscurantismo.
Se vino la guerra y la insólita persecución de Osama Bin Laden (O como quiera que se escriba) y el asesinato del presidente de Irak y los insólitos discursos de George W. que navegan entre lo brutal y lo jocoso pero los muertos de las torres gemelas están allí.
Miles de bolsas negras regresan a Norteamérica con soldados muertos, latinos y negros en su mayoría y se hacen, se hicieron y seguirán haciendo películas sobre esto y aquello y por lo tanto me resta una sola pregunta.
¿Para qué?
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