Por: Darío Valle Risoto
Este sábado alquilé el dvd de la película Superman protagonizada por Christofer Reeve que data de 1978, cuando reparé en que pasaron ¡treinta años! de aquella tarde en que fui solo a su estreno en el cine y que por dos horas creí en que el hombre puede volar, no pude evitar sentir un sudor frío. Para los pocos amigos que tengo la nota no será novedad porque tanto mi vida como la de mi padre estuvieron y están íntimamente ligadas a este personaje y creo que mi vida sería absolutamente espantosa si no me lo hubiera presentado mi viejo hace como mil años. Ver al deaparecido Christopher Reeve salvando al mundo con su traje azul y rojo no ha tenido parangón para mi vida y por más cine que haya visto después, las películas sobre Superman siempre tendrán un rincón privilegiado en mi videoteca, gracias a Danny tengo también algunos capítulos de la serie de los años 50 protagonizados por George Reeves que son soberbios aunque no estén subtitulados y muchos tengan defectos y aunque la última película dirigida por Brian Singer deja mucho que desear, de todas formas también la atesoro.
¿Porque un anarquista siente tanta admiración por un icono del capitalismo norteamericano como Superman?
Porque tengo la suficiente locura como para comprender el límite entre la fantasía y la realidad y este mito que resucita la vieja y reiterada leyenda del ser extraterreno que viene a salvarnos a nosotros: pobres humanos, especialmente de nosotros mismos, para mí funciona y no se me va a contagiar nada "imperialista"
Todos somos "Clark kent" toda nuestra vida, de nuestra búsqueda de cielos infinitos donde ser libres dependerá si vamos a ser "Supermanes" sino... recuerden al Che.
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