Por: Darío Valle Risoto
Me es caro el sustento de tu piel,
imprescindible la mirada de tus ojos
urgente el recorrido de tus labios
Enloquecedora la guía de tus caderas.
Inacabable el efluvio de las olas,
el oleaje perpetuo de ese universo
que vimos alejarse de nosotros...
Y fuimos río, montaña, ambos... juntos
Ni que decirnos, nada que hablarnos,
todo lo sabíamos dos segundos de conocernos
Y al minuto de estar juntos.
Entonces nos golpeó la realidad...
todos morimos y estamos muriendo
la vida nos va comiendo
recorremos de vuelta al abismo
hacia el hambre de la tumba
Y el reino de los muertos.
Así mi amor, nos vamos yendo
con una sola trampa de eternidad
que es...
Este pequeño tiempo.
Me es caro el sustento de tu piel,
imprescindible la mirada de tus ojos
urgente el recorrido de tus labios
Enloquecedora la guía de tus caderas.
Inacabable el efluvio de las olas,
el oleaje perpetuo de ese universo
que vimos alejarse de nosotros...
Y fuimos río, montaña, ambos... juntos
Ni que decirnos, nada que hablarnos,
todo lo sabíamos dos segundos de conocernos
Y al minuto de estar juntos.
Entonces nos golpeó la realidad...
todos morimos y estamos muriendo
la vida nos va comiendo
recorremos de vuelta al abismo
hacia el hambre de la tumba
Y el reino de los muertos.
Así mi amor, nos vamos yendo
con una sola trampa de eternidad
que es...
Este pequeño tiempo.
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