El Musgo
Por: Darío Valle Risoto
Escuchaba una misa negra distante
el cementerio ululaba montes de sombras
los cuervos horadaban la noche buscando
y hasta mis pasos en la grava me daban miedo
no tenían compasión mis latidos acelerados
ni esa articulación burlona de mis huesos ateridos
¡cric! hizo mi espalda y se me erizaron los pelos de la nuca
hasta que su mano de mármol blanco, frío, siniestro
asomo de la tumba insípida.
vi entonces sus ojos brillantes, nulos pero brillantes
temblaron mis piernas al horripilante desayuno de la medianoche
holocaustos afiebrados cobraban alaridos a la noche
demasiado cerca de nosotros.
___hazme el amor
me dijo entre suplicando y ordenando
y me eché sobre ella en la alfombra de musgo
poco a poco olvide el frío penetrando a la muerta
que sin embargo me inundaba de vida
pagano ritual, burlesca noche
los esclavos del infierno escuchaban a las bandas góticas alemanas
y entonces eyaculé mi vida, mi semen, mi sangre, mi inocencia
el cementerio ululaba montes de sombras
los cuervos horadaban la noche buscando
y hasta mis pasos en la grava me daban miedo
no tenían compasión mis latidos acelerados
ni esa articulación burlona de mis huesos ateridos
¡cric! hizo mi espalda y se me erizaron los pelos de la nuca
hasta que su mano de mármol blanco, frío, siniestro
asomo de la tumba insípida.
vi entonces sus ojos brillantes, nulos pero brillantes
temblaron mis piernas al horripilante desayuno de la medianoche
holocaustos afiebrados cobraban alaridos a la noche
demasiado cerca de nosotros.
___hazme el amor
me dijo entre suplicando y ordenando
y me eché sobre ella en la alfombra de musgo
poco a poco olvide el frío penetrando a la muerta
que sin embargo me inundaba de vida
pagano ritual, burlesca noche
los esclavos del infierno escuchaban a las bandas góticas alemanas
y entonces eyaculé mi vida, mi semen, mi sangre, mi inocencia
y entonces perdí el miedo para siempre.
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