Por: Darío Valle Risoto
Había dejado a Simón en la casa de sus tíos y regresaba rodeando las colinas de Brown cuando a lo lejos entre la llanura cubierta de nieve creyó ver algo, de todas formas el resplandor del sol era demasiado fuerte, el día era intensamente azul pero frío en aquella zona del sur del país y Richard se encontraba realmente cansado después de cortar leña toda la mañana.
Su camioneta Ford traqueteó dejando la media luna que rodeaba la última colina antes de alcanzar la llanura rumbo a Feed Creek a cinco kilómetros donde vivía en una pequeña pero confortable cabaña junto a uno de los lagos congelados.
Pero por el camino de asfalto totalmente cubierto de blanco venía caminando una figura femenina en su dirección. Richard se bajó la víscera de la gorra de béisbol para que el sol que rebotaba en el parabrisas no lo molestara y ella en verdad seguía allí.
___Señorita... ¿No tiene frío?. ___Dijo desde dentro saludándola cortésmente con su mano en el sombrero, ella era una joven de unos veinte años de aspecto oriental, largos cabellos negros y absolutamente desnuda, aún descalza parecía no sentir frío.
No le contestó, solo lo miró con un gesto infantil y a la vez curioso, él se bajó con una manta que siempre llevaba en el asiento de atrás y la cubrió con sumo cuidado de no parecer un atrevido.
___Mi nombre es Richard Spencer, ¿Le pasó algo?, ¿La asaltaron acaso?.
Ella dio dos pasos casi invisibles hasta asomarse para verse el rostro en uno de los espejos retrovisores, al parecer tenía curiosidad, como si buscara una marca o algo.
___¿No tiene frío?, Deben hacer como cuatro o cinco grados sino menos... señorita...
Ella aún en silencio se arregló sobre los hombros la cobija gris que le había dado el extraño y subió por el otro lado a la camioneta, Richard se rascó la barba crecida, no sabía que hacer. Pensó en llamar al comisario, sería lo más lógico, sin embargo hacía solo dos semanas se habían liado a golpes por una estúpida discusión por Milly, la actual esposa de este y antigua pareja de Richard.
___Ese hijo de una perra estaría feliz de acusarme de secuestro o algo peor.___ Dijo en voz alta tratando de no mirarle el cuerpo a la chica, sin embargo su mano no estaba fría cuando le tocó la mejilla al hombre y sus dedos recorrieron la barba. Acto seguido se tocó su propio rostro.
___Yo... mujer.
___Ya lo creo.
___Perdida...
___¿Y su ropa?. Usted no es de aquí.
Ella sonrío levemente y él con una mano mientras conducía con la otra le alcanzó el termo con el chocolate que siempre le daba su tía Henrieta. Ella parecía no saber que era porque solo olfateó el recipiente metálico y acto seguido le pasó la lengua por encima.
Richard mantuvo el volante quieto y rápidamente le abrió el termo y la ayudó a tomar, el que la carretera en esa zona fuera una perfecta línea recta le facilitó el conducir.
___Rico. ___Dijo tomando y aunque estaba muy caliente lo terminó de una sola vez, luego volvió a sonreírle y se arregló el cabello mirándose en el espejo de su lado.
Antes de llevarla al pueblo se detuvieron frente al General Store de Puhnaayi, allí Spencer se bajó para comprarle algo de ropa, al mirar hacia atrás ella le sonrió con gesto algo triste.
___Necesito algo de mujer, un vestido tal vez o alguna franela, tengo una chica sin ropa en la camioneta. ___Se trató de explicar mientras el Hindú le miraba con gesto extrañado.
___¿Dónde?
Richard Spencer se volvió, en su vehículo no había nadie, salió corriendo, ni una pista de la chica y adentro la manta que le había alcanzado y sobre ella el termo vacío aún humeante.
El tendero salió a la intemperie y le tomó del hombro, pero él se soltó y caminó hasta la puerta de la camioneta contraria al volante, curiosamente no habían huellas en la nieve de ese lado.
___¿Cómo mierda salió?
___Era la Dama de los vientos, mi querido Richard, me extraña que nadie te haya contado la leyenda. ___Caminaron de regreso, el rostro del hombre se volvió varias veces a su espalda tratando de explicarse como había desaparecido sin dejar rastro.
___En 1946 encontraron a una joven japonesa muerta y congelada en el bosque de Altuma, se piensa que fueron los del pueblo enardecidos por la ola anti nipona desatada por la guerra, nadie fue acusado y la familia de la chica se fue al Canadá, desde ese momento regularmente hay noticias de ver a una joven de raza amarilla caminando desnuda.
___¿Me estás tomando el pelo?
Richard Spencer se retiró enardecido de la tienda, dando un portazo entró a la camioneta y arrancó rumbo a casa, sin embargo no podía quitar la mirada de la manta, el termo vacío y el hueco del cuerpo que se dibujaba aún en esta sobre el asiento.
Desde ese momento recorre la llanura desde las colinas de Brown hacia su casa observando el horizonte, siempre lleva chocolate y una manta pero nunca más la volvió a encontrar.
Su camioneta Ford traqueteó dejando la media luna que rodeaba la última colina antes de alcanzar la llanura rumbo a Feed Creek a cinco kilómetros donde vivía en una pequeña pero confortable cabaña junto a uno de los lagos congelados.
Pero por el camino de asfalto totalmente cubierto de blanco venía caminando una figura femenina en su dirección. Richard se bajó la víscera de la gorra de béisbol para que el sol que rebotaba en el parabrisas no lo molestara y ella en verdad seguía allí.
___Señorita... ¿No tiene frío?. ___Dijo desde dentro saludándola cortésmente con su mano en el sombrero, ella era una joven de unos veinte años de aspecto oriental, largos cabellos negros y absolutamente desnuda, aún descalza parecía no sentir frío.
No le contestó, solo lo miró con un gesto infantil y a la vez curioso, él se bajó con una manta que siempre llevaba en el asiento de atrás y la cubrió con sumo cuidado de no parecer un atrevido.
___Mi nombre es Richard Spencer, ¿Le pasó algo?, ¿La asaltaron acaso?.
Ella dio dos pasos casi invisibles hasta asomarse para verse el rostro en uno de los espejos retrovisores, al parecer tenía curiosidad, como si buscara una marca o algo.
___¿No tiene frío?, Deben hacer como cuatro o cinco grados sino menos... señorita...
Ella aún en silencio se arregló sobre los hombros la cobija gris que le había dado el extraño y subió por el otro lado a la camioneta, Richard se rascó la barba crecida, no sabía que hacer. Pensó en llamar al comisario, sería lo más lógico, sin embargo hacía solo dos semanas se habían liado a golpes por una estúpida discusión por Milly, la actual esposa de este y antigua pareja de Richard.
___Ese hijo de una perra estaría feliz de acusarme de secuestro o algo peor.___ Dijo en voz alta tratando de no mirarle el cuerpo a la chica, sin embargo su mano no estaba fría cuando le tocó la mejilla al hombre y sus dedos recorrieron la barba. Acto seguido se tocó su propio rostro.
___Yo... mujer.
___Ya lo creo.
___Perdida...
___¿Y su ropa?. Usted no es de aquí.
Ella sonrío levemente y él con una mano mientras conducía con la otra le alcanzó el termo con el chocolate que siempre le daba su tía Henrieta. Ella parecía no saber que era porque solo olfateó el recipiente metálico y acto seguido le pasó la lengua por encima.
Richard mantuvo el volante quieto y rápidamente le abrió el termo y la ayudó a tomar, el que la carretera en esa zona fuera una perfecta línea recta le facilitó el conducir.
___Rico. ___Dijo tomando y aunque estaba muy caliente lo terminó de una sola vez, luego volvió a sonreírle y se arregló el cabello mirándose en el espejo de su lado.
Antes de llevarla al pueblo se detuvieron frente al General Store de Puhnaayi, allí Spencer se bajó para comprarle algo de ropa, al mirar hacia atrás ella le sonrió con gesto algo triste.
___Necesito algo de mujer, un vestido tal vez o alguna franela, tengo una chica sin ropa en la camioneta. ___Se trató de explicar mientras el Hindú le miraba con gesto extrañado.
___¿Dónde?
Richard Spencer se volvió, en su vehículo no había nadie, salió corriendo, ni una pista de la chica y adentro la manta que le había alcanzado y sobre ella el termo vacío aún humeante.
El tendero salió a la intemperie y le tomó del hombro, pero él se soltó y caminó hasta la puerta de la camioneta contraria al volante, curiosamente no habían huellas en la nieve de ese lado.
___¿Cómo mierda salió?
___Era la Dama de los vientos, mi querido Richard, me extraña que nadie te haya contado la leyenda. ___Caminaron de regreso, el rostro del hombre se volvió varias veces a su espalda tratando de explicarse como había desaparecido sin dejar rastro.
___En 1946 encontraron a una joven japonesa muerta y congelada en el bosque de Altuma, se piensa que fueron los del pueblo enardecidos por la ola anti nipona desatada por la guerra, nadie fue acusado y la familia de la chica se fue al Canadá, desde ese momento regularmente hay noticias de ver a una joven de raza amarilla caminando desnuda.
___¿Me estás tomando el pelo?
Richard Spencer se retiró enardecido de la tienda, dando un portazo entró a la camioneta y arrancó rumbo a casa, sin embargo no podía quitar la mirada de la manta, el termo vacío y el hueco del cuerpo que se dibujaba aún en esta sobre el asiento.
Desde ese momento recorre la llanura desde las colinas de Brown hacia su casa observando el horizonte, siempre lleva chocolate y una manta pero nunca más la volvió a encontrar.
FIN
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