The Unborn
Por Darío Valle Risoto
Esta película prueba que no alcanza con tener una actriz muy hermosa como la protagonista, de belleza sin igual a medio camino entre Megan Fox y Angelina Jolie, me parece al menos a mí, no da para rellenar un trabajo que parece pretender incursionar en el cine de terror al estilo oriental como The Ring o alguna otra por allí con maldiciones de fantasmas y extrañas apariciones en vídeos o películas familiares. Hay sobresaltos y eso es bienvenido en el cine de terror, pero se abusa de ellos y el argumento intenta con un mínimo de explicaciones ponernos de lado de una nena con terribles sueños y visiones, hay muertes donde ni siquiera aparece un solo policía para preguntar que pasó, nadie investiga nada y los protagonistas se mueven en una nebulosa seudo judeo-cristiana donde el pobre Gary Oldman termina encarnando a un Rabino que se asocia a un cura negro (¿?) para luchar con un ente que fue invocado durante la Alemania nazi en un campo de concentración mientras se hacían experimentos con niños gemelos.
Tal ves esta es una de esas películas filmadas a las patadas, si la idea hubiera sido mejor trabajada pudo haber funcionado o al menos sería más llevable esta tortura cinematográfica donde el único terror fue perder dos horas de mi vida al cuete.
Por Darío Valle Risoto
Esta película prueba que no alcanza con tener una actriz muy hermosa como la protagonista, de belleza sin igual a medio camino entre Megan Fox y Angelina Jolie, me parece al menos a mí, no da para rellenar un trabajo que parece pretender incursionar en el cine de terror al estilo oriental como The Ring o alguna otra por allí con maldiciones de fantasmas y extrañas apariciones en vídeos o películas familiares. Hay sobresaltos y eso es bienvenido en el cine de terror, pero se abusa de ellos y el argumento intenta con un mínimo de explicaciones ponernos de lado de una nena con terribles sueños y visiones, hay muertes donde ni siquiera aparece un solo policía para preguntar que pasó, nadie investiga nada y los protagonistas se mueven en una nebulosa seudo judeo-cristiana donde el pobre Gary Oldman termina encarnando a un Rabino que se asocia a un cura negro (¿?) para luchar con un ente que fue invocado durante la Alemania nazi en un campo de concentración mientras se hacían experimentos con niños gemelos.
Tal ves esta es una de esas películas filmadas a las patadas, si la idea hubiera sido mejor trabajada pudo haber funcionado o al menos sería más llevable esta tortura cinematográfica donde el único terror fue perder dos horas de mi vida al cuete.
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