Extraviada
Por: Darío Valle Risoto
Tenía el alma extravidada
con apenas un poco de calma
y algo de locura necesaria,
germinaba en su vientre la vida
y en sus ojos se iluminaban...
los sueños de una mujer,
las fantasías de una niña,
las fronteras de la distancia.
Gritó el azar que no conoce
ni de amigos ni de pausas,
y se llevó su vida en el río
dejándonos un niño y una marca.
Hoy que crece el recuerdo
a mis manos corre en la grama
un duende con los ojos de ella
y los cabellos míos, si parece...
que la fortuna tiene esperanzas.
El tiempo se manifiesta así
extendiéndose eterno en mil caras
conservando en sus genes la memoria
de mi querida amante extraviada.
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