Publicidad del estaño
Por: Darío Valle Risoto
Vivimos tan bombardeados por spots publicitarios, jingles cartelería y un sinnúmero de campañas a cual más violenta que es casi seguro que los avisos más importantes de hoy día no serán recordados en un año o dos y mucho menos décadas después.
Desde un punto de vista absolutamente competitivo y comercial es comprensible que las agencias no se tomen un minuto de respiro pero esa misma competencia les ha otorgado el triste don de la débil permanencia en el tiempo y la memoria. Ya no recordarán las nuevas generaciones las canciones del aviso del café ni rememorarán una campaña donde las chicas de coca cola nos regalaban bandejas de hojalata.
El mensaje se ha vuelto efímero, casi inconsistente y tan inmediato que parece que al recibirlo ya se nos superpone el siguiente en un frenesí tan grande que se logra exactamente el efecto contrario del que buscan los publicistas. Nadie recordará mucho tiempo ni la marca ni la oferta y mucho menos el envase.
Comprendo que ninguno dejará que su campaña marque la diferencia porque el tiempo apremia pero de todas maneras me detengo para compartir con ustedes algunos avisos de aquellos que en el Uruguay marcaron una generación. Quizás no tan llenos de efectos ni muy producidos pero tenían una calidez que nunca se olvida.
Por: Darío Valle Risoto
Vivimos tan bombardeados por spots publicitarios, jingles cartelería y un sinnúmero de campañas a cual más violenta que es casi seguro que los avisos más importantes de hoy día no serán recordados en un año o dos y mucho menos décadas después.
Desde un punto de vista absolutamente competitivo y comercial es comprensible que las agencias no se tomen un minuto de respiro pero esa misma competencia les ha otorgado el triste don de la débil permanencia en el tiempo y la memoria. Ya no recordarán las nuevas generaciones las canciones del aviso del café ni rememorarán una campaña donde las chicas de coca cola nos regalaban bandejas de hojalata.
El mensaje se ha vuelto efímero, casi inconsistente y tan inmediato que parece que al recibirlo ya se nos superpone el siguiente en un frenesí tan grande que se logra exactamente el efecto contrario del que buscan los publicistas. Nadie recordará mucho tiempo ni la marca ni la oferta y mucho menos el envase.
Comprendo que ninguno dejará que su campaña marque la diferencia porque el tiempo apremia pero de todas maneras me detengo para compartir con ustedes algunos avisos de aquellos que en el Uruguay marcaron una generación. Quizás no tan llenos de efectos ni muy producidos pero tenían una calidez que nunca se olvida.
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