Una Navidad con lluvia y frío
Por: Darío Valle Risoto
Una de las características de entre tantas que es común en los uruguayos es la de quejarse constantemente por el clima. Cosa por demás asombrosa si contamos con que nuestro país tiene un clima húmedo y templado que por estas mismas características hace que en un solo día pasemos por ejemplo de un día soleado y cálido a tener un cielo nublado y tiempo fresco en cuestión de tres o cuatro horas. Siempre fue así porque el Uruguay que yo sepa no se ha movido de lugar.
Deberíamos estar acostumbrados, al menos yo lo estoy con una mezcla de sonrisa y resignación soporto cualquier tiempo con la mejor cara y a hacer de tripas corazón, sin embargo la mayoría de los uruguayos se queja y se queja olvidando que en estas tierras nunca hay temperaturas extremas como en otras latitudes y en verdad lo que verdaderamente es perjudicial es la humedad que lamentablemente convive con nosotros la mayor parte del año.
Por lo tanto ayer regresé a casa en un día soleado y caluroso al máximo de lo que se puede pedir en estas fechas y hoy 23 de diciembre regresé con tiempo fresco y una persistente llovizna en todo Montevideo. No es la primera vez y no será la última pero los uruguayos se quejan y maldicen como si algún dios olímpico les escuchara y pudiera hacer algo por cambiar las cosas. Habrá que seguir la frase: “Ajo y Agua”, es decir: “Ajo-derse y Agua-ntarse”
Por otro lado este calendario vino bastante jodido lo que hizo que navidad y fin de año nos caigan dos fines de semana, sumémosle a esto que luego viene la fecha “De reyes” y tenemos tres festejos, dos de ellos cristianos en cuestión de unos catorce días y para los que respetan todos los rituales no hay billetera que aguante. Montevideo es un caos donde la gente se atropella comprando comida como si se acabara el mundo y juguetes cada vez más caros y grandes.
Yo respondo con una sonrisa los “Feliz Navidad”, no es cuestión tampoco de andar diciéndole a todo el mundo que no creo en mitologías judeo-cristianas que no armo el arbolito y que tampoco estoy de acuerdo con los Reyes de ninguna estopa y mucho menos los que vuelan a bordo de camellos con alas. Bueno, al menos supongo que las deben de tener o tal vez sufran la misma mutación de los renos del viejo Claus y puedan volar gracias a los polvitos mágicos. ¿Quién lo sabe?
Y la televisión se puebla de programas navideños, las galerías comerciales apestan a decoraciones navideñas que me parece que ya vi antes… Y debo admitir que el poder de los rituales sociales también recae en mí y de alguna manera “Aguinaldo mediante” estoy esperando a hacerme un asado al horno de puta madre. Y como Wendy es una privilegiada ya probó un poco de carne cruda mucho antes de que mañana meta todo a la cocina mientras me tomo unos buenos Tequilas con jugo de pomelo. A propósito de ello está muy difícil conseguir Tequila en Montevideo, no se que habrá pasado pero fui a dos licorerías y nada, así que si mañana no puedo comprar tendré que contentarme con alguna otra bebida espirituosa.
Así que mis amigos, haciendo gala de mi vieja tradición de cualquier excusa sirve para pasarla bien y crean en lo que crean o no, espero que mañana tengan una buena velada y el domingo se despierten con más sonrisas que acides estomacal porque los excesos siempre perjudican… hasta el exceso de amor es jodido che.
Por: Darío Valle Risoto
Una de las características de entre tantas que es común en los uruguayos es la de quejarse constantemente por el clima. Cosa por demás asombrosa si contamos con que nuestro país tiene un clima húmedo y templado que por estas mismas características hace que en un solo día pasemos por ejemplo de un día soleado y cálido a tener un cielo nublado y tiempo fresco en cuestión de tres o cuatro horas. Siempre fue así porque el Uruguay que yo sepa no se ha movido de lugar.
Deberíamos estar acostumbrados, al menos yo lo estoy con una mezcla de sonrisa y resignación soporto cualquier tiempo con la mejor cara y a hacer de tripas corazón, sin embargo la mayoría de los uruguayos se queja y se queja olvidando que en estas tierras nunca hay temperaturas extremas como en otras latitudes y en verdad lo que verdaderamente es perjudicial es la humedad que lamentablemente convive con nosotros la mayor parte del año.
Por lo tanto ayer regresé a casa en un día soleado y caluroso al máximo de lo que se puede pedir en estas fechas y hoy 23 de diciembre regresé con tiempo fresco y una persistente llovizna en todo Montevideo. No es la primera vez y no será la última pero los uruguayos se quejan y maldicen como si algún dios olímpico les escuchara y pudiera hacer algo por cambiar las cosas. Habrá que seguir la frase: “Ajo y Agua”, es decir: “Ajo-derse y Agua-ntarse”
Por otro lado este calendario vino bastante jodido lo que hizo que navidad y fin de año nos caigan dos fines de semana, sumémosle a esto que luego viene la fecha “De reyes” y tenemos tres festejos, dos de ellos cristianos en cuestión de unos catorce días y para los que respetan todos los rituales no hay billetera que aguante. Montevideo es un caos donde la gente se atropella comprando comida como si se acabara el mundo y juguetes cada vez más caros y grandes.
Yo respondo con una sonrisa los “Feliz Navidad”, no es cuestión tampoco de andar diciéndole a todo el mundo que no creo en mitologías judeo-cristianas que no armo el arbolito y que tampoco estoy de acuerdo con los Reyes de ninguna estopa y mucho menos los que vuelan a bordo de camellos con alas. Bueno, al menos supongo que las deben de tener o tal vez sufran la misma mutación de los renos del viejo Claus y puedan volar gracias a los polvitos mágicos. ¿Quién lo sabe?
Y la televisión se puebla de programas navideños, las galerías comerciales apestan a decoraciones navideñas que me parece que ya vi antes… Y debo admitir que el poder de los rituales sociales también recae en mí y de alguna manera “Aguinaldo mediante” estoy esperando a hacerme un asado al horno de puta madre. Y como Wendy es una privilegiada ya probó un poco de carne cruda mucho antes de que mañana meta todo a la cocina mientras me tomo unos buenos Tequilas con jugo de pomelo. A propósito de ello está muy difícil conseguir Tequila en Montevideo, no se que habrá pasado pero fui a dos licorerías y nada, así que si mañana no puedo comprar tendré que contentarme con alguna otra bebida espirituosa.
Así que mis amigos, haciendo gala de mi vieja tradición de cualquier excusa sirve para pasarla bien y crean en lo que crean o no, espero que mañana tengan una buena velada y el domingo se despierten con más sonrisas que acides estomacal porque los excesos siempre perjudican… hasta el exceso de amor es jodido che.
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