Lolita: Dos versiones
Por: Darío Valle Risoto
Julia me había mencionado la novela de Nabokov en que se basan estas dos obras del cine, cada una de diferentes épocas son a su vez un buen retrato del séptimo arte en sus respectivas etapas en tanto la forma de retratar una historia difícil.
Porque un amor entre un hombre maduro y una adolescente casi niña siempre será riesgosa para el cine que pretende atraer al gran público, sin embargo también existe el evidente atractivo de entrar a curiosear entre esta relación tormentosa donde una niña bastante avispada seduce a un hombre en el último recodo de su vida.
Y esto tendrá ribetes de incesto cuando este profesor se case con la madre solamente para estar cerca de la joven que es permanentemente retratada como la suma de todos los pecados haciendo fuerza en su frescura y en la recurrente imagen de sus pies descalzos como símbolo fetichista de la juventud y la desnudez.
Al ver la excelente versión moderna protagonizada por un perfecto Jeremy Irons no tuve más que sonreír al ver la ingenua película de Kubrick donde un James Mason desacostumbrado hace lo que puede mientras descolla Shirley Winters y Sue Lyon exagera mohines inesperados y por momentos se le nota demasiado que es muy grande para el papel.
Peter Seller aparece mucho más en su papel del señor Quilty que en la nueva versión, sin embargo Frank Langella le da a un personaje realmente siniestro mejor ribete que el sesgo comediante y artificial de Sellers.
Podemos así mismo dividir la historia en tres etapas: 1) la seducción, 2) el escape y 3) la caída. Cada momento sabremos que todo solo puede terminar en tragedia porque el profesor ensaya con su hija adoptiva un escape por diferentes paradas donde inevitablemente todo terminará mal en tanto la sensualidad de Lolita no evita que su inocencia la lleve a dejarlo por un pervertido, a su vez la frenética búsqueda de su niña llevará al hombre a su caída en la violencia no inesperada pero si muy menor al encuentro final donde una Lolita embarazada será la triste estampa de una vida signada por lo inevitable.
Excelentes películas, sobretodo la versión moderna que nos llevan a la reflección sobre los amores separados por muchos años donde se confundirán deseos perversos con la búsqueda tal ves de una juventud perdida en una especie de vampirismo afectivo donde ambas partes se nutren de frescura y experiencia a partes iguales.
Por: Darío Valle Risoto
Julia me había mencionado la novela de Nabokov en que se basan estas dos obras del cine, cada una de diferentes épocas son a su vez un buen retrato del séptimo arte en sus respectivas etapas en tanto la forma de retratar una historia difícil.
Porque un amor entre un hombre maduro y una adolescente casi niña siempre será riesgosa para el cine que pretende atraer al gran público, sin embargo también existe el evidente atractivo de entrar a curiosear entre esta relación tormentosa donde una niña bastante avispada seduce a un hombre en el último recodo de su vida.
Y esto tendrá ribetes de incesto cuando este profesor se case con la madre solamente para estar cerca de la joven que es permanentemente retratada como la suma de todos los pecados haciendo fuerza en su frescura y en la recurrente imagen de sus pies descalzos como símbolo fetichista de la juventud y la desnudez.
Al ver la excelente versión moderna protagonizada por un perfecto Jeremy Irons no tuve más que sonreír al ver la ingenua película de Kubrick donde un James Mason desacostumbrado hace lo que puede mientras descolla Shirley Winters y Sue Lyon exagera mohines inesperados y por momentos se le nota demasiado que es muy grande para el papel.
Peter Seller aparece mucho más en su papel del señor Quilty que en la nueva versión, sin embargo Frank Langella le da a un personaje realmente siniestro mejor ribete que el sesgo comediante y artificial de Sellers.
Podemos así mismo dividir la historia en tres etapas: 1) la seducción, 2) el escape y 3) la caída. Cada momento sabremos que todo solo puede terminar en tragedia porque el profesor ensaya con su hija adoptiva un escape por diferentes paradas donde inevitablemente todo terminará mal en tanto la sensualidad de Lolita no evita que su inocencia la lleve a dejarlo por un pervertido, a su vez la frenética búsqueda de su niña llevará al hombre a su caída en la violencia no inesperada pero si muy menor al encuentro final donde una Lolita embarazada será la triste estampa de una vida signada por lo inevitable.
Excelentes películas, sobretodo la versión moderna que nos llevan a la reflección sobre los amores separados por muchos años donde se confundirán deseos perversos con la búsqueda tal ves de una juventud perdida en una especie de vampirismo afectivo donde ambas partes se nutren de frescura y experiencia a partes iguales.
¿Que hombre maduro no sucumbe ante la juventud de una Lolita?
Dominique Swain
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