Tu compromiso salva vidas
Más de 1.000 millones de personas se acuestan cada noche con hambre; 1.000 millones viven en asentamientos precarios; 1.300 millones de personas no tienen acceso a una asistencia médica básica; 20.000 niños y niñas mueren cada día por no tener acceso a la salud y cada minuto muere una mujer por complicaciones derivadas del embarazo.
Todas esas personas son víctimas de la pobreza. Y la pobreza, a su vez, les condena a la exclusión, la violencia, la inseguridad y la falta de participación en los asuntos que les afectan.
Los derechos humanos son la respuesta al círculo vicioso de la pobreza, al reconocer el derecho de todas las personas a obtener alimentos y agua, a la asistencia médica básica, a la educación y a la vivienda, a la igualdad de oportunidades, a la seguridad, a vivir sin miedo...
A pesar de ser una buena iniciativa mundial contra la pobreza, los Objetivos de Desarrollo del Milenio, no reconocen la relación entre pobreza y derechos humanos. Y aún más: no reconocen la obligación de los Estados de proteger y garantizar los derechos humanos, por lo que no cumplirlos no acarrea consecuencias para los Gobiernos.
La pobreza no es inevitable, ni ocurre por casualidad. La pobreza tiene responsables. Los Gobiernos, organismos internacionales y empresas deben rendir cuentas por los abusos que generan o agudizan la pobreza.
Los líderes mundiales se reunirán en septiembre para revisar el cumplimiento de los Objetivos del Milenio. Firma nuestra petición para que reconozcan la necesidad de proteger y promover los derechos humanos para terminar con la pobreza.
Gracias por actuar.
Esteban Beltrán
Director Amnistía Internacional - Sección Española
Más de 1.000 millones de personas se acuestan cada noche con hambre; 1.000 millones viven en asentamientos precarios; 1.300 millones de personas no tienen acceso a una asistencia médica básica; 20.000 niños y niñas mueren cada día por no tener acceso a la salud y cada minuto muere una mujer por complicaciones derivadas del embarazo.
Todas esas personas son víctimas de la pobreza. Y la pobreza, a su vez, les condena a la exclusión, la violencia, la inseguridad y la falta de participación en los asuntos que les afectan.
Los derechos humanos son la respuesta al círculo vicioso de la pobreza, al reconocer el derecho de todas las personas a obtener alimentos y agua, a la asistencia médica básica, a la educación y a la vivienda, a la igualdad de oportunidades, a la seguridad, a vivir sin miedo...
A pesar de ser una buena iniciativa mundial contra la pobreza, los Objetivos de Desarrollo del Milenio, no reconocen la relación entre pobreza y derechos humanos. Y aún más: no reconocen la obligación de los Estados de proteger y garantizar los derechos humanos, por lo que no cumplirlos no acarrea consecuencias para los Gobiernos.
La pobreza no es inevitable, ni ocurre por casualidad. La pobreza tiene responsables. Los Gobiernos, organismos internacionales y empresas deben rendir cuentas por los abusos que generan o agudizan la pobreza.
Los líderes mundiales se reunirán en septiembre para revisar el cumplimiento de los Objetivos del Milenio. Firma nuestra petición para que reconozcan la necesidad de proteger y promover los derechos humanos para terminar con la pobreza.
Gracias por actuar.
Esteban Beltrán
Director Amnistía Internacional - Sección Española
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