Cosita Poca llamada amor
4ª Parte
Por: Darío Valle Risoto
La gente me ve poco, es esa magia de querer ser invisible todo el tiempo que casi siempre me resulta, he perdido amigos que no llamé por teléfono por años, he dejado de recordar mujeres que mejor ni mencionar…porque no me acuerdo y para colmo ando recogiendo de tanto en tanto aquellas amistades que se acuerdan de uno solo cuando lo necesitan.
La mujer de Fernando me llamó por la guitarra que me regaló el marido hace más o menos unos ocho años y le dije la verdad: La vendí, debí agregarle algún insulto a la Armenia pero allá ellos con su escasa capacidad para darse cuenta de que eso no se hace. Llamar a un amigo que no vimos hace mucho tiempo para reclamarle algo que le regalamos se parece mucho a meterle sal en la herida a un moribundo o probarse la ropa al lado del enfermo… bueno no es para tanto, siempre queda el placer de descubrir que era buena cosa dejar esas relaciones.
Hay un aroma raro en el aire probablemente yo estoy metamorfoseándome en un alienígena y no me extrañaría despertarme una mañana con antenitas y cuatro brazos, esto último debe ser muy bueno porque uno podría masturbarse mientras toca la guitarra o cambiar de página los libros mientras se peina…yo que se.
Me pregunta la gente por la calle cuando me ve cada tantos meses si conseguí novia, compañera, mina o algo por el estilo (No señores, travestis todavía no). Y siempre contesto con el mismo chiste con sabios trazos de realidad: ___ Nooo, quiero vivir tranquilo.
Entonces indefectiblemente en los ojos de mis interlocutores adivino un brillo de admiración teñido con pinceladas de lástima.
Y es que si uno nunca fue un gran seductor con los años el deterioro físico nos va dando duro y encima sigo en mi propia dimensión que me deja más cerca de poder conversar y entretenerme con pibas de veinte que con mujeres de cuarenta y pico, que me perdonen pero salvo honrosas excepciones me parecen unas viejas de mierda la mayoría de ellas y para colmo o están excedidas de peso, excedidas de prejuicios…o ambas.
Para peor los quilombos se extinguieron en este país y fueron sustituidos por “masajes” donde te atienden como la mona pibas muy lindas pero para prostitutas tienen el mismo nivel profesional que yo para diseñar armas espaciales. No es que lo más importante de mi vida sea el sexo pero a veces uno prefiere conocer gente a seguir con los “remedios manuales” pero a fin de cuentas con Internet parece que alcanza.
Tengo una ex pareja que ya tiene como 4500 amigos y amigas en Facebook y no puedo siquiera verla porque seguramente debe estar muy ocupada teniendo cenas y fiestas virtuales a través de la Web. En cualquier momento le inventan un agujerito feliz a la computadora y ya estaremos todos los hombres satisfechos de no tener que pasar por más preámbulos.
Un amigo que vive en el Cerro (Dato al pedo), siempre tenía una forma muy romántica de seducir a las chicas, les decía: “Vamos a ponerla” y seguramente no le resultaba el 99% pero al menos no perdía el tiempo como yo lo hacía cuando era joven y menos feo que ahora (Nunca fui lindo) ya que perdí tanto tiempo haciendo malabares para conquistar a cualquier turra que ahora descubro que tenía merecido caer en tamañas auto humillaciones.
Bien, parece que el arte de seducir tiene mucho de extranjero para aquellos que no sabemos como empezar a conocer gente sin caer en el deterioro del baile de merequetengue, la fiesta de momo o el candombe de la aduana. No hay caso: uno no nació para hacerla de Galán.
4ª Parte
Por: Darío Valle Risoto
La gente me ve poco, es esa magia de querer ser invisible todo el tiempo que casi siempre me resulta, he perdido amigos que no llamé por teléfono por años, he dejado de recordar mujeres que mejor ni mencionar…porque no me acuerdo y para colmo ando recogiendo de tanto en tanto aquellas amistades que se acuerdan de uno solo cuando lo necesitan.
La mujer de Fernando me llamó por la guitarra que me regaló el marido hace más o menos unos ocho años y le dije la verdad: La vendí, debí agregarle algún insulto a la Armenia pero allá ellos con su escasa capacidad para darse cuenta de que eso no se hace. Llamar a un amigo que no vimos hace mucho tiempo para reclamarle algo que le regalamos se parece mucho a meterle sal en la herida a un moribundo o probarse la ropa al lado del enfermo… bueno no es para tanto, siempre queda el placer de descubrir que era buena cosa dejar esas relaciones.
Hay un aroma raro en el aire probablemente yo estoy metamorfoseándome en un alienígena y no me extrañaría despertarme una mañana con antenitas y cuatro brazos, esto último debe ser muy bueno porque uno podría masturbarse mientras toca la guitarra o cambiar de página los libros mientras se peina…yo que se.
Me pregunta la gente por la calle cuando me ve cada tantos meses si conseguí novia, compañera, mina o algo por el estilo (No señores, travestis todavía no). Y siempre contesto con el mismo chiste con sabios trazos de realidad: ___ Nooo, quiero vivir tranquilo.
Entonces indefectiblemente en los ojos de mis interlocutores adivino un brillo de admiración teñido con pinceladas de lástima.
Y es que si uno nunca fue un gran seductor con los años el deterioro físico nos va dando duro y encima sigo en mi propia dimensión que me deja más cerca de poder conversar y entretenerme con pibas de veinte que con mujeres de cuarenta y pico, que me perdonen pero salvo honrosas excepciones me parecen unas viejas de mierda la mayoría de ellas y para colmo o están excedidas de peso, excedidas de prejuicios…o ambas.
Para peor los quilombos se extinguieron en este país y fueron sustituidos por “masajes” donde te atienden como la mona pibas muy lindas pero para prostitutas tienen el mismo nivel profesional que yo para diseñar armas espaciales. No es que lo más importante de mi vida sea el sexo pero a veces uno prefiere conocer gente a seguir con los “remedios manuales” pero a fin de cuentas con Internet parece que alcanza.
Tengo una ex pareja que ya tiene como 4500 amigos y amigas en Facebook y no puedo siquiera verla porque seguramente debe estar muy ocupada teniendo cenas y fiestas virtuales a través de la Web. En cualquier momento le inventan un agujerito feliz a la computadora y ya estaremos todos los hombres satisfechos de no tener que pasar por más preámbulos.
Un amigo que vive en el Cerro (Dato al pedo), siempre tenía una forma muy romántica de seducir a las chicas, les decía: “Vamos a ponerla” y seguramente no le resultaba el 99% pero al menos no perdía el tiempo como yo lo hacía cuando era joven y menos feo que ahora (Nunca fui lindo) ya que perdí tanto tiempo haciendo malabares para conquistar a cualquier turra que ahora descubro que tenía merecido caer en tamañas auto humillaciones.
Bien, parece que el arte de seducir tiene mucho de extranjero para aquellos que no sabemos como empezar a conocer gente sin caer en el deterioro del baile de merequetengue, la fiesta de momo o el candombe de la aduana. No hay caso: uno no nació para hacerla de Galán.
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