El primer superhéroe Argentino
Por: Darío Valle Risoto
De pura casualidad me encontré con esta gran película argentina que sintetiza de muy buena forma aquello que alguna vez discutí con una persona que quería filmar una película sobre un superhéroe uruguayo. Yo le recalcaba que con bajos recursos y presupuesto era absolutamente necesario tener una buena idea y desarrollar una historia entretenida y creíble.
Lamentablemente terminó haciendo una obra mediocre y sin valor mayor que el anecdótico, luego en este país se hizo “Noctámbulo” que no vi pero me llovieron puntos de vista negativos sobre el filme.
Entonces en la vecina orilla estos genios salen con un trabajo redondito se lo mire por donde se lo mire, ni siquiera hizo falta un presupuesto ni efectos especiales grandilocuentes para relatar a un superhéroe que se da el lujo de emular a un superman del subdesarrollo en una Argentina sin agua y explotada por una compañía multinacional.
Rubén Martínez recibe los poderes nada menos que de Daniel Melingo, ¿de quién más sino?, y se aprieta los huebos para gritar Zenitram (Medio al estilo Shazam) y vuela, tiene superoído, supervista, fuerza sobrehumana y un corazón solidario y criollo pero también quizás la misma ingenuidad que el último hijo de Kryptón cuando es manipulado por el presidente Orozco (Muy buen homenaje al tema Los Orozco de León Gieco)
Una chica, un científico, un homenaje al Eternauta (Fíjense en los carteles fuera de la editorial), no faltará nada en un país que puede crear ministros de la galera y jugar con la pobreza en nombre de la nación. Hasta un repaso a la afición por los cómics y un viaje a un hospital en los estados unidos que cura a los superhumanos, todo, todo en un filme absolutamente de culto para nosotros los condenados frikis de la galaxia.
Melingo dando superpoderesRubén Martínez de basurero a superhéroe de la patriaPor: Darío Valle Risoto
De pura casualidad me encontré con esta gran película argentina que sintetiza de muy buena forma aquello que alguna vez discutí con una persona que quería filmar una película sobre un superhéroe uruguayo. Yo le recalcaba que con bajos recursos y presupuesto era absolutamente necesario tener una buena idea y desarrollar una historia entretenida y creíble.
Lamentablemente terminó haciendo una obra mediocre y sin valor mayor que el anecdótico, luego en este país se hizo “Noctámbulo” que no vi pero me llovieron puntos de vista negativos sobre el filme.
Entonces en la vecina orilla estos genios salen con un trabajo redondito se lo mire por donde se lo mire, ni siquiera hizo falta un presupuesto ni efectos especiales grandilocuentes para relatar a un superhéroe que se da el lujo de emular a un superman del subdesarrollo en una Argentina sin agua y explotada por una compañía multinacional.
Rubén Martínez recibe los poderes nada menos que de Daniel Melingo, ¿de quién más sino?, y se aprieta los huebos para gritar Zenitram (Medio al estilo Shazam) y vuela, tiene superoído, supervista, fuerza sobrehumana y un corazón solidario y criollo pero también quizás la misma ingenuidad que el último hijo de Kryptón cuando es manipulado por el presidente Orozco (Muy buen homenaje al tema Los Orozco de León Gieco)
Una chica, un científico, un homenaje al Eternauta (Fíjense en los carteles fuera de la editorial), no faltará nada en un país que puede crear ministros de la galera y jugar con la pobreza en nombre de la nación. Hasta un repaso a la afición por los cómics y un viaje a un hospital en los estados unidos que cura a los superhumanos, todo, todo en un filme absolutamente de culto para nosotros los condenados frikis de la galaxia.
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