Por Darío Valle Risoto
Técnico en Comunicación Social
Analizar los medios de comunicación hoy en comparación a estos mismos medios hace unos veinte años pasa insoslayablemente por la inevitable mención a una nueva estética que se manifiesta de diversos modos, siempre dentro de un concepto bizarro de lo que significa tanto información como entretenimiento.
Debemos reconocer que hoy se frivoliza y se hace hincapié en toda nota que tenga relación cercana o lejana con lo sexual, escatológico, retorcido y/o bizarro. Esto no solo acontece en los programas de entretenimiento, desde el tratamiento mismo de los noticieros se advierte (Lucha por el rating mediante) una ininterrumpida carrera hacia la noticia que manifieste los síntomas antedichos. Un tramo aparte le debemos aportar al desfile “moralizador” o “sentimentalista” de las teletons y todo espectáculo que se edifique con cualquier fin loable empero teñido de circo beat que hoy día parece necesario para atraer a las masas.
Por otro lado sería difícil determinar la brecha antes clara entre el periodista y el artista o entre el cómico y el político, todo parece mezclarse como aquellas viejas quermeses donde se podía jugar al tiro al blanco junto al stand de la cruz roja. Lo tradicional sucumbe frente a una estética de juego multicolor y se hará una nota frívola donde sea sin mediar barreras éticas o morales. Parece que todo está dirigido a entretener cueste lo que cueste y las barreras de estilo caen frente a una “Tinellización” de los medios.
Parece imposible que no existan programas radiales donde la gente colectivice su miserable búsqueda de placer y socialice sus gustos sexuales así como sus problemas afectivos frente a la audiencia. He notado una tendencia casi enfermiza por contar “cosas raras”, como si fuera una droga necesaria y aportar “datos chanchos” con menor o mayor anonimato donde se podrán deslizar tabúes derrocados por la imaginación de los intérpretes, porque debemos reconocer que en la mayoría de los casos la gente inventa cosas. Y si fueran verdad ¿Debería importarnos?
Probablemente la creatividad haya fenecido hace unos años frente a la vulgaridad de los medios y es imposible pensar por ejemplo en hacer un programa de entretenimientos o de humor como existían antes si los medios cuentan con todo el resto de la programación como competencia.
Parece que pocos sufrimos de “vergüenza ajena” al escuchar en radio o ver en televisión como la mayoría de la gente sufre de inmadurez afectiva o de estupidez congénita al repartir al aire datos de su vida personal que solo a ellos debería incumbirles, pero también debemos reconocer que la audiencia ha acrecentado un “voyeurismo de churrasquería” que da espanto.
Así que de medios encorsetados donde la censura y autocensura sembraban las pautas de los diversos rubros a saber: noticieros, programas Magazine, eventos y entretenimientos, etc.; todos ellos se han entremezclado aportándonos a un montón de conductores idiotas con el insulto a flor de piel y una tendencia suicida a la frivolidad y las transgresiones más infantiles.
No se trata de censurar una muestra espontánea y expresiva de los actores sino de advertir que la radio y la televisión parecen contar con una inagotable cantera de estúpidos de todos los colores y formatos que creen que deberíamos pasar las veinticuatro horas del día contándonos chistes porque el mundo es algo más que eso, mucho más. De los medios, los escritos todavía cuentan con un poco de coherencia en el estilo y felizmente aún podemos leer la noticia de un asesinato o de un atraco sin bromas pero será cuestión de tiempo tal vez para que también lleguemos a esto.
Técnico en Comunicación Social
Analizar los medios de comunicación hoy en comparación a estos mismos medios hace unos veinte años pasa insoslayablemente por la inevitable mención a una nueva estética que se manifiesta de diversos modos, siempre dentro de un concepto bizarro de lo que significa tanto información como entretenimiento.
Debemos reconocer que hoy se frivoliza y se hace hincapié en toda nota que tenga relación cercana o lejana con lo sexual, escatológico, retorcido y/o bizarro. Esto no solo acontece en los programas de entretenimiento, desde el tratamiento mismo de los noticieros se advierte (Lucha por el rating mediante) una ininterrumpida carrera hacia la noticia que manifieste los síntomas antedichos. Un tramo aparte le debemos aportar al desfile “moralizador” o “sentimentalista” de las teletons y todo espectáculo que se edifique con cualquier fin loable empero teñido de circo beat que hoy día parece necesario para atraer a las masas.
Por otro lado sería difícil determinar la brecha antes clara entre el periodista y el artista o entre el cómico y el político, todo parece mezclarse como aquellas viejas quermeses donde se podía jugar al tiro al blanco junto al stand de la cruz roja. Lo tradicional sucumbe frente a una estética de juego multicolor y se hará una nota frívola donde sea sin mediar barreras éticas o morales. Parece que todo está dirigido a entretener cueste lo que cueste y las barreras de estilo caen frente a una “Tinellización” de los medios.
Parece imposible que no existan programas radiales donde la gente colectivice su miserable búsqueda de placer y socialice sus gustos sexuales así como sus problemas afectivos frente a la audiencia. He notado una tendencia casi enfermiza por contar “cosas raras”, como si fuera una droga necesaria y aportar “datos chanchos” con menor o mayor anonimato donde se podrán deslizar tabúes derrocados por la imaginación de los intérpretes, porque debemos reconocer que en la mayoría de los casos la gente inventa cosas. Y si fueran verdad ¿Debería importarnos?
Probablemente la creatividad haya fenecido hace unos años frente a la vulgaridad de los medios y es imposible pensar por ejemplo en hacer un programa de entretenimientos o de humor como existían antes si los medios cuentan con todo el resto de la programación como competencia.
Parece que pocos sufrimos de “vergüenza ajena” al escuchar en radio o ver en televisión como la mayoría de la gente sufre de inmadurez afectiva o de estupidez congénita al repartir al aire datos de su vida personal que solo a ellos debería incumbirles, pero también debemos reconocer que la audiencia ha acrecentado un “voyeurismo de churrasquería” que da espanto.
Así que de medios encorsetados donde la censura y autocensura sembraban las pautas de los diversos rubros a saber: noticieros, programas Magazine, eventos y entretenimientos, etc.; todos ellos se han entremezclado aportándonos a un montón de conductores idiotas con el insulto a flor de piel y una tendencia suicida a la frivolidad y las transgresiones más infantiles.
No se trata de censurar una muestra espontánea y expresiva de los actores sino de advertir que la radio y la televisión parecen contar con una inagotable cantera de estúpidos de todos los colores y formatos que creen que deberíamos pasar las veinticuatro horas del día contándonos chistes porque el mundo es algo más que eso, mucho más. De los medios, los escritos todavía cuentan con un poco de coherencia en el estilo y felizmente aún podemos leer la noticia de un asesinato o de un atraco sin bromas pero será cuestión de tiempo tal vez para que también lleguemos a esto.
Esperemos que no suceda por el bien del buen gusto.
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