Saturday, December 25, 2010

Declaración de vida opus 666

Declaración de vida opus 666
Por: Darío Valle Risoto


Se fue mi padre y aquel resplandor del sol entrando por los ventanales del puesto del Mercado Modelo, se fueron los asados arriba de una chapa en el patiecito del conventillo, también aquellos ataques de asma que enloquecían a todos y las revistas de cómics dentro de una caja debajo de la cama.

Se fue mi primera novia y el beso en el Cabildo de Montevideo que me sacudió las neuronas y me puso el corazón en vértigo caliente, se fueron los hombres solidarios y las mujeres tímidas pero simpáticas, también se fueron los momentos de lectura, los libros de papel, salir a la calle a buscar un teléfono público y los principios de izquierda.

Vinieron los hospitales luego las muertes, velorios insospechados y mi madre dejando este mundo que siempre le resultó extraño con la dignidad con la que había vivido sesenta años. Vinieron y se fueron los amigos sindicalistas y roqueros las drogas sociales y mi necesidad de pensar libremente aunque les disguste a todos.

Cayeron deprisa los almanaques suicidándose en horas interminables en trabajos de mierda con supervisores imbéciles y peores compañeros. La discusión contra el dinero y mi inequívoca razón de creer que nunca voy a ser rico y mucho menos siendo honesto. Se levantaron los sueños apoyados en la realidad de lo cotidiano y tranquilo, ya no soporté más buscar el amor y me acostumbré a estar solo pero acompañado por mis superhéroes, mis películas y mi gata negra a la que amo como quién admira a un ser fantástico que no necesita ser comprendido.

Renacieron las sonrisas interiores, los pocos amigos de verdad las razones para no discutir al pedo la mayoría de las veces y la convicción absoluta que de una manera u otra hay esperándome en alguna parte un mundo a mi medida.

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