La Resurrección de José Carbajal
Por: Darío Valle Risoto
___¿Qué té pasa viejo?, Estas más callado que de costumbre.
___Tengo cáncer.___ Dijo el veterano sin mirarlo al rostro a Mateo, su viejo compañero de tardes de mate y conversaciones varias.
El golpe le calló duro al amigo, se quitó la boina vasca y la apretó entre sus dedos planos y se sentó en el banco junto a la mesita donde el mate estaba humeante aún. Ambos descansaban en el patio del fondo del gran conventillo de la calle Ceybal, les rodeaba gran variedad de plantas en macetas, macetones y latas de aceite.
___¡A la pucha! ___Exclamó Mateo luego de un rato largo como el horizonte, su amigo suspiró hondo como si tragara el aire necesario para vivir una hora más.
De arriba de uno de los altillos doña Dominga escuchaba Clarín y Gardel alegraba a un colibrí tanguero que flotaba entre las Alegrías y Cretonas.
___¿Hay parientes?
___Todos muertos.
___Pero... ¡Carajo!
___Bueno, tengo sesenta y ocho años, de algo hay que morir.
___¿En donde?
___¿Morir?
___No...
___Los intestinos, creo que mucho picante, sí eso, mucho picante.
___Y mucho vinacho.
Ambos comenzaron a reírse como niños, doña Dominga se asomó por los postigos azules con sus eternos ruleros y les gritó que se callen que molestaban al mago.
___Habrá que dirse acostumbrando entonces... ___Exclamó sibilante Mateo como teniendo vergüenza de confesar que iba a extrañar a su compadre.
___No sea maricón en una de esas me enchufan algo y sigo tan campante, hay muchos medicamentos me dijo él medico.
___¿Cuál?
___Gorosito el de la clínica municipal de Palermo.
___Ah si, es muy joven pero sabe.
___Pero usted si tiene familia Mateo, dos hijos y una hija y nietos y...
Mateo se volvió a acomodar la boina vasca, Carbajal sabía desde hacía muchos años que era un reflejo que lo ayudaba a pensar.
___Mis hijos están en su vida, no me han puesto en un geriátrico porque entodavia puedo manejarme y putearlos pero cualquier día de estos me pegan una patada en el culo y...
___Y esa muchacha, la rubia, la que parece que brilla el conventillo cuando lo viene a visitar.
Mateo miró a su viejo colega como si lo desconociera, le era raro descubrir esa veta poética en su camarada, pero era de esperarse sin embargo de un jubilado de la biblioteca municipal de Montevideo.
___Sandra Reynoso se llama.
___¿Parienta suya?
El viejo Mateo sonrió y se miró las manos arrugadas, se cebó un mate, desde donde estaban veían los autos pasar rápidamente por Ceybal rumbo al centro.
___Fue mi novia allá por mil novecientos cuarenta más o menos.
Se puso de pie y caminó trabajosamente hasta unas plantas y comenzó a tirar la yerba mate entre la tierra, ya estaba muy lavada, Carbajal se sacó los lentes de topo y los limpió con la punta de su saco.
___¡No me joda viejo, si vino la semana pasada!, Tendría como no sé cuantos años ahora.
___Eso, pero no vio que siempre me visita de noche.
___¿Y?
___¿Usted cree en los vampiros?
___¡Vayase a la mierda! ___José Carbajal tomó rumbo a su cuarto mientras desde arriba comenzaba la media hora en Clarin de Julio Sosa.
___En una de esas le puede solucionar su problema. ___Le susurró Mateo antes de que malhumorado se retire a su pieza.
Fin
Por: Darío Valle Risoto
___¿Qué té pasa viejo?, Estas más callado que de costumbre.
___Tengo cáncer.___ Dijo el veterano sin mirarlo al rostro a Mateo, su viejo compañero de tardes de mate y conversaciones varias.
El golpe le calló duro al amigo, se quitó la boina vasca y la apretó entre sus dedos planos y se sentó en el banco junto a la mesita donde el mate estaba humeante aún. Ambos descansaban en el patio del fondo del gran conventillo de la calle Ceybal, les rodeaba gran variedad de plantas en macetas, macetones y latas de aceite.
___¡A la pucha! ___Exclamó Mateo luego de un rato largo como el horizonte, su amigo suspiró hondo como si tragara el aire necesario para vivir una hora más.
De arriba de uno de los altillos doña Dominga escuchaba Clarín y Gardel alegraba a un colibrí tanguero que flotaba entre las Alegrías y Cretonas.
___¿Hay parientes?
___Todos muertos.
___Pero... ¡Carajo!
___Bueno, tengo sesenta y ocho años, de algo hay que morir.
___¿En donde?
___¿Morir?
___No...
___Los intestinos, creo que mucho picante, sí eso, mucho picante.
___Y mucho vinacho.
Ambos comenzaron a reírse como niños, doña Dominga se asomó por los postigos azules con sus eternos ruleros y les gritó que se callen que molestaban al mago.
___Habrá que dirse acostumbrando entonces... ___Exclamó sibilante Mateo como teniendo vergüenza de confesar que iba a extrañar a su compadre.
___No sea maricón en una de esas me enchufan algo y sigo tan campante, hay muchos medicamentos me dijo él medico.
___¿Cuál?
___Gorosito el de la clínica municipal de Palermo.
___Ah si, es muy joven pero sabe.
___Pero usted si tiene familia Mateo, dos hijos y una hija y nietos y...
Mateo se volvió a acomodar la boina vasca, Carbajal sabía desde hacía muchos años que era un reflejo que lo ayudaba a pensar.
___Mis hijos están en su vida, no me han puesto en un geriátrico porque entodavia puedo manejarme y putearlos pero cualquier día de estos me pegan una patada en el culo y...
___Y esa muchacha, la rubia, la que parece que brilla el conventillo cuando lo viene a visitar.
Mateo miró a su viejo colega como si lo desconociera, le era raro descubrir esa veta poética en su camarada, pero era de esperarse sin embargo de un jubilado de la biblioteca municipal de Montevideo.
___Sandra Reynoso se llama.
___¿Parienta suya?
El viejo Mateo sonrió y se miró las manos arrugadas, se cebó un mate, desde donde estaban veían los autos pasar rápidamente por Ceybal rumbo al centro.
___Fue mi novia allá por mil novecientos cuarenta más o menos.
Se puso de pie y caminó trabajosamente hasta unas plantas y comenzó a tirar la yerba mate entre la tierra, ya estaba muy lavada, Carbajal se sacó los lentes de topo y los limpió con la punta de su saco.
___¡No me joda viejo, si vino la semana pasada!, Tendría como no sé cuantos años ahora.
___Eso, pero no vio que siempre me visita de noche.
___¿Y?
___¿Usted cree en los vampiros?
___¡Vayase a la mierda! ___José Carbajal tomó rumbo a su cuarto mientras desde arriba comenzaba la media hora en Clarin de Julio Sosa.
___En una de esas le puede solucionar su problema. ___Le susurró Mateo antes de que malhumorado se retire a su pieza.
Fin
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