Esa Mujer...
Por: Darío Valle Risoto
Aquella sonrisa olvidada en el desierto
Una Luna de fortunas inesperadas,
Mi silencio recorriéndote los cabellos
Y el aroma de aquel pastel de manzanas.
La persecución en torno a la mesa
Tu caída y la risa viéndonos el alma,
Mis manos abrazándote entre tu ropa
El cálido perfume de tu cuello que embriaga.
Tu cintura, el talle de todas mis victorias
Ese hueco de tus mejillas que me mata
Tu mentón perfecto y tus ojos azules
No hay otra mujer a años luz de distancia.
Tu voz que invoca a los ángeles más puros
Tu humor que siempre se nos agazapa
Tu llanura que se perpetúa hasta tus lomas
Geografía perfecta de mujer descalza.
Vestida o sin ropa sos mi princesa Griega
Sublime hechicera de mis largas madrugadas
Bruja ansiosa por masticarme el espíritu
Y devolvérmelo completo, sano, sin suspicacias.
Sensual y curiosa, recurrente sirena
De los mares tristes de perdidas nostalgias
Salvadora, eterna, amiga y compañera
Estas en alguna parte, ya siento tu mirada.
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