La soledad de los muros
Por: Darío Valle Risoto
En el negro crepitar de la aurora
Tiembla otrora la luz inmanente
De una mujer que en la distancia llora
Por todos sus amantes ausentes.
Cada día levanta los cristales
De una ventana esmeralda iridiscente
Para observar la planicie irradiada
De una luz que detalla la muerte.
Ella infatúa se retuerce en celo
Y sus manos buscan resortes dementes
Allí donde el cuerpo esconde secretos
Que solo conocen las remotas mujeres.
Sus piernas se retuercen como la luna
Que observa su perfil desnudo y silente
Y sus cabellos cubren la fortuna
De un orgasmo profundo, rojo y perenne.
Trepada al muro la viola el destino
Ingrávida y húmeda su cuerpo se cierne
Sobre una loza de mármoles fundidos
Contra su piel de arenas y mieles.
La soledad de la muralla fría
La permanencia de la femenina simiente
La arrogancia de un amor privado
Y el llanto mezclando placer y fiebre
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