Por: Darío Valle Risoto
Probablemente la mejor forma de conocer los hechos históricos sea a través de los ojos inocentes de los niños. Cuando abordo la guerra civil española por medio de relatos, cuentos, la historia misma o en películas, inevitablemente me siento muy conmovido no solo por ser anarquista que claro, sino porque creo que no solo fue una etapa clave en la historia de España, también lo fue en la historia de la humanidad entera.
El cuento de Manuel Rivas relata desde la primera persona la experiencia del niño: Moncho, el encuentro con un maestro muy especial y también con el hallazgo del comienzo de la madurez. Su traslación al cine recién la pude ver hace un rato y aunque la película tiene poco más de diez años, no la había podido ver antes.
Puedo decirles sin temor a equivocarme que sin ser una película abiertamente política como otras no menos buenas, aborda de forma pulcra y llena de diversos matices la llegada de la terrible Guerra Civil a un pueblo de Galicia donde inevitablemente los bandos estarán fielmente discriminados, por un lado los fascistas y por otros los hombres libres.
Aquí me vino a la memoria la dictadura uruguaya y aquellos que acusaban sin saber un corno de “comunistas” a sus vecinos o a aquellos que en realidad no conocían y esta película es un fiel reflejo de una realidad que quizás signifique un claro panorama de lo que es la condición humana, donde tanto lo sublime como puro se mezclan con la traición y la impotencia.
Cuando Moncho corre y le grita a su maestro al final de la historia será no solo el niño herido por un mundo injusto que no comprende sino el reflejo fiel de nosotros mismos que bajo el signo de nuestra abominable supervivencia, dado el caso, traicionaremos nuestros más profundos ideales.
Si aún no vieron “la lengua de las mariposas” háganlo con la inocencia de Moncho que se enfrenta al mundo de los adultos, al amor imposible de su hermano, a la diferencia ideológica de sus padres y a un mundo que cambiará demasiado rápidamente ante sus ojos.
Pueden también leer el cuento, antes o después, será igual de bueno el orden que elijan.
El cuento de Manuel Rivas relata desde la primera persona la experiencia del niño: Moncho, el encuentro con un maestro muy especial y también con el hallazgo del comienzo de la madurez. Su traslación al cine recién la pude ver hace un rato y aunque la película tiene poco más de diez años, no la había podido ver antes.
Puedo decirles sin temor a equivocarme que sin ser una película abiertamente política como otras no menos buenas, aborda de forma pulcra y llena de diversos matices la llegada de la terrible Guerra Civil a un pueblo de Galicia donde inevitablemente los bandos estarán fielmente discriminados, por un lado los fascistas y por otros los hombres libres.
Aquí me vino a la memoria la dictadura uruguaya y aquellos que acusaban sin saber un corno de “comunistas” a sus vecinos o a aquellos que en realidad no conocían y esta película es un fiel reflejo de una realidad que quizás signifique un claro panorama de lo que es la condición humana, donde tanto lo sublime como puro se mezclan con la traición y la impotencia.
Cuando Moncho corre y le grita a su maestro al final de la historia será no solo el niño herido por un mundo injusto que no comprende sino el reflejo fiel de nosotros mismos que bajo el signo de nuestra abominable supervivencia, dado el caso, traicionaremos nuestros más profundos ideales.
Si aún no vieron “la lengua de las mariposas” háganlo con la inocencia de Moncho que se enfrenta al mundo de los adultos, al amor imposible de su hermano, a la diferencia ideológica de sus padres y a un mundo que cambiará demasiado rápidamente ante sus ojos.
Pueden también leer el cuento, antes o después, será igual de bueno el orden que elijan.
Le agradezco a Unsoloclic por haber colgado este filme tras mi pedido y así permitirme verlo.
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