Tuesday, November 29, 2011

In the Mouth of Madness

En las Fauces de la Locura: In the Mouth of Madness
Por: Darío Valle Risoto


Continúo repasando algunas obras del maestro del terror John Carpenter y anoche agobiado por el enorme calor y la falta de aire vi esta película que creo pude apreciar hace algunos años pero quizás por televisión y en su última parte porque en la gran mayoría no la recordaba.

Desde luego que no hace falta ser ningún experto para darnos cuenta que esta historia está muy inspirada en Lovecraft y su universo de criaturas y ambientes agobiantes pero también es una especie de homenaje al escritor Stephen King en tanto se trata de la búsqueda de un exitoso escritor de libros de terror que ha desaparecido.

Sam Neil es un actor que carece por completo de carisma, no es lindo y ni siquiera se ha destacado en grandes películas, sin embargo es un excelente intérprete y en el papel de John Trent está de maravillas cayendo junto a  nosotros los espectadores en esta película-trampa que nos involucra no solo en los lectores de estos libros que caen presas de la locura sino también en la versión cinematográfica de este que se llama  ¿A que no saben? Claro, igual a la película que vemos, en tanto comenzaremos a temer ser otra víctima circunstancial de estas historias que abren las profundidades más insondables del miedo. (Hoy estoy creativo)

La cabalgata de momentos de suspenso no tiene fin pero deberemos recordar que toda la película tiene un aroma a Twilight Zone que desde luego le viene muy bien y tal vez su única falla sea parecer demasiado larga y a veces inconsistente pero como estamos hablando de locura todo viene bien.

La banda sonora merece un punto aparte, ya sabíamos que Carpenter no descuida la música de ninguna de sus obras pero tal vez haya una melodía que me quedó grabada en la cabeza de por aquello de: “Donde la escuché antes”, por lo pronto me estoy bajando el soundtrack para tratar de investigar porque me atrapó tanto, ya lo saben, si no vuelvo a postear en algún tiempo me buscan en los manicomios locales.
Primera impresión al llegar a Montevideo

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