Por: Darío Valle Risoto
Como sucede hace tiempo al llegar a estas fechas en esta parte del mundo se realizan algunos rituales cristianos y aún los que somos ateos, nos vemos arrastrados por un manojo de actos reflejos, saludos navideños y liturgias basadas en una vieja leyenda que parece cobrar sentido para demasiados hombres y mujeres cuando se aproximan al 25 de Diciembre.
De todas formas reivindico que cualquier excusa vale si se trata de pasar buenos momentos cerca de nuestros semejantes, pero me resulta muy extraña la forma de perpetuar estos actos socializadores y a la vez absurdos por los que creen en la existencia de dios.
Si se trata de llegar a una sociedad tolerante los ateos nos llevamos la peor parte, porque somos minoría en estos lugares y claro que nos costó nuestro tiempo desprendernos de estos elementos que forman parte indeleble de nuestras culturas y el folclore de nuestros países. Por otro lado los elementos comerciales en estas fechas nos apabullan con una parafernalia enloquecedora de canciones, colorido y luces que por momentos parecen no tener más fin que una mezcolanza de diferentes estéticas paganas y/o cristianas confundidas en una.
Que tenga que soportar los: "Feíz navidad" apenas se acercan a los "felices pascuas" que vendrán luego, ambos como frases hechas, sloganes que se repiten automáticamente y que recibo de gente que no tiene la menor idea de que no me agradan si bien acepto sus buenas intenciones.
Hace algunos años mi madre armó por última vez el árbol navideño, poco tiempo antes de morir no quiso hacerlo, le había llevado toda su vida comprender que el cuento de Jesús es solo otra historia mística acuñada por los seres humanos para intentar explicarse lo inexplicable, tan valedera como la de Hércules o el mito moderno de Superman la vida de Jesús se ha ido adaptando a las diferentes visiones y así como las interpretaciones de la Biblia se manipula confortablemente a las necesidades de tales o cuales intereses.
Desde luego que cada uno cree en lo que se le antoja pero lamentablemente muchos no han tenido la opción de pensar por si mismos ya que han nacido en familias con fuertes lazos religiosos que les han impedido elegir libremente, a veces lo del libre albedrío es también otro cuento.
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