La Guerra de los Mundos
Por: Darío Valle Risoto
Película icónica si las hay este filme de alguna manera llevó la ciencia ficción de los años cincuenta aún más allá no solo por sus efectos sino porque la narrativa dejaba de lado la superficialidad seudo científica de las historias sobre platillos, aunque no del todo tampoco, claro.
Inspirada en la novela de Wells que lamentablemente nunca leí, este filme tiene muy buenos momentos, especialmente cuando al comienzo cuando salen los primeros platos del supuesto meteoro y se cargan a todo y ese sacerdote les va al cruce rezando como un pipiolo. Linda hamburguesa cristiana y mis ganas de aplaudir pero este proverbial sentimiento anti cristiano muere por varias secuencias evidentemente evangelizadoras como la mención a dios a diestra y siniestra que no se si proviene de la novela o del guionista que estaba enamorado de una monja.
No olvidemos que esta película es de 1953 y esto significa que deberemos circunscribir al cine yanqui donde realmente debería estar finalizada la guerra, con la victoria sobre los malos del momento y con la herencia de una guerra fría que no habrá que ser muy inteligente para hacer la obvia traslación de amenaza comunista a invasiones del planeta Rojo.
De todas maneras cuando un científico dice que a la tierra le quedan unos seis días para su destrucción y una pelotuda exclama ¡Lo mismo que le llevó a dios crear el mundo!, casi muero electrificado metiendo la lengua en un enchufe.
Bueno, la cosa viene de invasión de platillos muy bien creados, buenos efectos y ninguna explicación a la devastación hasta que un final imprevisto sobreviene, todo el mundo a poco de morir y la gente se mete a rezar en las iglesias en vez de organizar buenas orgías y/o drogarse para no darse cuenta de lo que pasa (Es lo que yo haría).
De todas formas este filme es una obrita maestra obligatoria para todos los geeks del mundo, evidentemente en el blog Plan 9 hay una mejor nota que estas bobadas que acaban de leer y también se la pueden bajar al módico precio de la traducción bastante irregular pero soportable.
Por: Darío Valle Risoto
Película icónica si las hay este filme de alguna manera llevó la ciencia ficción de los años cincuenta aún más allá no solo por sus efectos sino porque la narrativa dejaba de lado la superficialidad seudo científica de las historias sobre platillos, aunque no del todo tampoco, claro.
Inspirada en la novela de Wells que lamentablemente nunca leí, este filme tiene muy buenos momentos, especialmente cuando al comienzo cuando salen los primeros platos del supuesto meteoro y se cargan a todo y ese sacerdote les va al cruce rezando como un pipiolo. Linda hamburguesa cristiana y mis ganas de aplaudir pero este proverbial sentimiento anti cristiano muere por varias secuencias evidentemente evangelizadoras como la mención a dios a diestra y siniestra que no se si proviene de la novela o del guionista que estaba enamorado de una monja.
No olvidemos que esta película es de 1953 y esto significa que deberemos circunscribir al cine yanqui donde realmente debería estar finalizada la guerra, con la victoria sobre los malos del momento y con la herencia de una guerra fría que no habrá que ser muy inteligente para hacer la obvia traslación de amenaza comunista a invasiones del planeta Rojo.
De todas maneras cuando un científico dice que a la tierra le quedan unos seis días para su destrucción y una pelotuda exclama ¡Lo mismo que le llevó a dios crear el mundo!, casi muero electrificado metiendo la lengua en un enchufe.
Bueno, la cosa viene de invasión de platillos muy bien creados, buenos efectos y ninguna explicación a la devastación hasta que un final imprevisto sobreviene, todo el mundo a poco de morir y la gente se mete a rezar en las iglesias en vez de organizar buenas orgías y/o drogarse para no darse cuenta de lo que pasa (Es lo que yo haría).
De todas formas este filme es una obrita maestra obligatoria para todos los geeks del mundo, evidentemente en el blog Plan 9 hay una mejor nota que estas bobadas que acaban de leer y también se la pueden bajar al módico precio de la traducción bastante irregular pero soportable.
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