Sunday, November 29, 2009

El Héroe de la Atlántida (Cuento)

El Héroe de la Atlántida
Por: Darío Valle Risoto

Carlitos decía que allá en él recodo del arroyo había un fantasma que gritaba de noche, nadie en la escuela ni en el barrio le creía, intentó decirle a sus padres que se escuchaba gritar a una niña fantasmagórica cerca de esos árboles negros en el recodo antes del cementerio de chatarra pero sabía bien que se venía la paliza si abría la boca, tenía totalmente prohibido traspasar la calle para ese lado.
¿Cómo creerle?, Si se pasaba jodiendo con sus superhéroes, para colmo le gustaba el más estúpido de todos: Aquamán. Pero tenía casi un amigo en Christian que vivía un poco lejos, arriba de la farmacia de su padre junto a la avenida Siempreviva.
Ya le había hablado confidencialmente a su rubio amigo que escuchó a la fantasma cierta vez que “Los gordos Machado” le querían romper el culo y se escapó, se atacó de asma pero corrió y corrió y cruzó a la zona prohibida y los otros lo perdieron de vista pronto.
Christian tenía nueve, Carlitos apenas siete pero era un niño bastante inteligente si no fuera porque fantaseaba demasiado hasta para ser niño, cierta vez quiso construir una nave espacial con un lavarropas viejo y casi incendia el fondo de su casa, felizmente solo el perro salió chamuscado.
___Te digo que hay una fantasma en el recodo del río, grita: uuuuhhhhhhhhuuuuuuu y después se calla y después grita: Aaaaaaaahhhhhhhhaaaa y después...
___Déjate de joder Carlitos, los fantasmas no existen.
___El otro día vi una película de Bela Karlof donde un fantasma salía de un castillo y..
___Toma un chicle y no sigas que allá viene el heladero.
Ambos corrieron como hipnotizados por la campana del carro blanco con un gran payaso pintado al costado, le pidieron a Ángel el heladero un par de los buenos, el padre de Christian siempre le daba plata y Carlitos recibía propinas por hacerle los mandados a la vieja Vicenta.
___Te digo que los gordos Machado me corrían y yo me agité, me querían pegar como siempre pero corrí y corrí como Aquamán y salté el puente y entonces...
___Flash es el que corre y no ese puto vestido de pescado.
___¡No te metas con Aquamán!, Por lo menos no usa capa como ese bobo.
___Flash no usa capa maricón, que estás leyendo ¿La pequeña Lulú?
___Bueno, yo te hablaba de la fantasma y... que bueno está este helado, resulta que del otro lado del arroyo donde está el cementerio de chatarras de Mancuso la escuché.
Nunca habían visto al heladero Angel enojado, parecía hacerle honor a su nombre, pero en esa ocasión Ángel Pérez dejó de atender a dos niñas negras que le pedían unos de agua y los miró seriamente, especialmente a Carlitos.
___Si yo vuelvo a enterarme que cruzaron el arroyo para el lado del bosque les voy a acusar con sus padres, ya saben que luego de que murió aquel niño ahogado está terminantemente prohibido...
Ambos salieron corriendo asustados, Angel trató de evitar que le temblaran las manos, no era una buena cosa para servir las cremas heladas.

Pero Carlitos durmió mal, estaba cansado de que se burlen de él, seguro de si mismo pero como todo niño poco previsor esa tarde de regreso de la escuela dobló a la derecha en la calle Colman y se enfrentó al arroyo que angosto y marrón corría desde el río por todo el costado del pueblo. Un cuervo sobrevoló su cabeza y sacó el inhalador antes de seguir sus pasos, si había una fantasma lo iba a descubrir.
En eso Christian fue por su casa a pedirle un compás para los deberes de geometría, los padres de Carlitos miraron la hora preocupados porque ya debería haber llegado.
El puente bastante podrido, los pasos de piernas flacas, los championes sucios y la boca seca, el gorro apretado en la cabeza como si fuera un yelmo y muy cerca la línea de viejos árboles oscuros y nudosos.
___Mejor vuelvo a casa___ Pensó. ___¿Qué haría Aquamán?
Caminó entre la orilla del arroyo y los árboles sobre una hierba grisácea y maloliente, casi a cincuenta metros la chatarrería rodeada de una cerca de chapas y pedazos de aviones y autos viejos asomando oxidados por todo el lugar.
___Uuuuuuuuhhhhuuuuuuuuuuuuuu
___¡A la mierda!
Volvió sobre sus pasos pero se tropezó y calló de cara hasta casi chocarse con una baldosa que quien sabe como había llegado allí, claro, Los Machado le habían tirado de todo el otro día.
___¡Por el poder de la Atlántida! ___Gritó resuelto y regresó el camino, tenía siete años y no era un marica.
___AAAAAAAAAahhhhhhhhhyyyyyuuuuudaaaaaaaaa.
¿El fantasma le pedía auxilio?, Casi cuando indefectiblemente iba a correr a casa y estaba por mearse de miedo, apretando el inhalador como una espada salvadora encontró una casa de lata al costado de la cerca de la chatarrería.
Se asomó por una pequeña ventana, era de tarde pero el sol entraba por un techo totalmente inundado de agujeros, adentro no había un fantasma sino una señora atada.
Dio dos pasos, ella era de edad madura y estaba sentada atada a una vieja silla de oficinas con la boca tapada pero igual se hacía oír mientras pataleaba tratando de soltarse.
___¡Dios todopoderoso!___ Pensó la mujer.
___Este es un trabajo para Aquamán. ___Sonrió Carlitos y la soltó usando su pequeña navaja de Scout, justo cuando las sirenas de la única patrulla del pueblo sonaban al otro lado del arroyo.
Bien la soltó ella le dio un montón de besos, tenía olor feo y seguramente se había hecho pichí, pero lo babeó, lo besó y salió corriendo diciendo un montón de malas palabras.
El comisario Filgueras la atajó cuando estaba dispuesta a ir personalmente y matar a su marido por haberla atado cuatro días aburrido de que no lo deje mirar el fútbol ni rascarse los huevos ni nada.
El marido era nada menos que Ángel el heladero que fue preso, y Carlitos se transformó en el nuevo héroe del pueblo, sus padres le regalaron un disfraz de Aquamán y todavía anda dando risa y lástima con ese buzo naranja y las medias cancan verde manzana.

FIN

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