Por: Darío Valle Risoto
Tenía una fineza y una sofisticación únicas en la pantalla, cuando mi madre vio Desayuno en Tíffanys se enamoró de ella porque trascendía lo sexual para captar la atención de todo el mundo, Audrey Hepburn fue el modelo de aquellas mujeres que buscaban la grandeza última del ser femenino, para los hombres era la personificación delicada de lo que realmente puede ser una dama. Pocas actrices hubo luego y hoy ninguna que puedan siquiera aparentar parecerse a esta delgada mujer con figura de bailarina de ballet, mirada intensa y gestos de un verdadero ángel, vaya nuestro pequeño homenaje a la Princesa que quería vivir y si que lo hizo.
Gracias a Zardoz por enviarnos la primer fotografía y reavivarnos la memoria
Tenía una fineza y una sofisticación únicas en la pantalla, cuando mi madre vio Desayuno en Tíffanys se enamoró de ella porque trascendía lo sexual para captar la atención de todo el mundo, Audrey Hepburn fue el modelo de aquellas mujeres que buscaban la grandeza última del ser femenino, para los hombres era la personificación delicada de lo que realmente puede ser una dama. Pocas actrices hubo luego y hoy ninguna que puedan siquiera aparentar parecerse a esta delgada mujer con figura de bailarina de ballet, mirada intensa y gestos de un verdadero ángel, vaya nuestro pequeño homenaje a la Princesa que quería vivir y si que lo hizo.
Gracias a Zardoz por enviarnos la primer fotografía y reavivarnos la memoria
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