Por: Darío Valle Risoto
Estamos aquí frente a un muy interesante emprendimiento de Dc con un enfoque muy novedoso de sus grandes superhéroes a través de historias mínimas y cotidianas pletóricas de sentimiento y muy bien narradas. Anteriormente había leído la de Superman donde se abordaba la vida de un muchacho de barrio que termina preso y a merced de una vida de crímenes pero puede salir gracias a su afición por el último hijo de Kryptón.
Estamos aquí frente a un muy interesante emprendimiento de Dc con un enfoque muy novedoso de sus grandes superhéroes a través de historias mínimas y cotidianas pletóricas de sentimiento y muy bien narradas. Anteriormente había leído la de Superman donde se abordaba la vida de un muchacho de barrio que termina preso y a merced de una vida de crímenes pero puede salir gracias a su afición por el último hijo de Kryptón.
En este caso trataremos con Charlie un joven de raza negra con un importante retardo mental que sin embargo es un verdadero amigo de todo su entorno barrial y conserva en su fantasía el sueño latente de ser Batman y luchar por el crimen mientras reparte pedidos de almacén y se las ve feas con los malvivientes del barrio.
Puedo asegurarles que esta historia esta muy bien llevada y que no podrán dejar su único volumen que tiene el inmenso valor de tratar las relaciones humanas desde lo más sencillo y con una visión del amor que pocas veces puede apreciarse en el cómic.
Un comic que no se puede abandonar y eso que me cuesta leer en el ordenador pero les aseguro que bien vale la pena conocer a Charlie y así volver a comprobar que a veces las pequeñas personas pueden llegar a ser las más grandes del mundo. ¿Y porque no superhéroes?
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