Tres cuentos de Dolina
Omar nuestro colaborador nos envía tres cuentos geniales del incomparable humorista, músico, actor y un montón de cosas más además de Argentino.
El hombre que pedía demasiado
Satanás: Que pides a cambio de tu alma?
Hombre: Exijo riquezas, posesiones, honores, distinciones... Y también juventud, poder, fuerza, salud... Exijo sabiduría, genio, prudencia... Y también renombre, fama, gloria y buena suerte... Y amores, placeres, sensaciones... Me darás todo eso?
Satanás: No te daré nada.
Hombre: Entonces no tendrás mi alma.
Satanás: Tu alma ya es mía. (Desaparece).
La calle del bien y del mal
Como bien lo sabemos, la cuadra del Ángel Gris esta en la calle Artigas entre Bogota y Bacacay. Sucede allí algo muy particular: en una de las veredas no es posible ser bueno. En la otra es imposible ser malo.
Una noche pase con una muchacha rubia por la vereda oeste. La
arrincone en un umbral oscuro, la bese con pasión y logre poseerla allí mismo.
Después cruzamos la calle. Y mientras caminábamos por la vereda oriental, le pedí que me olvidara y la abandone para siempre.
En la cuadra del Ángel Gris hay dos veredas. En una no es posible ser bueno, en la otra no se puede ser malo. Aun no tengo decidido cual es cual.
El tipo que pasaba por ahí
Suele ocurrir en los equipos de barrio que a la hora de comenzar el partido faltan uno o dos jugadores. Casi siempre se recurre a oscuros sujetos que nunca faltan en la vecindad de los potreros. El destino de estos individuos no es envidiable.
Deben jugar en puestos ruines, nadie les pasa la pelota y soportan remoquetes de ocasión, como Gordito, Pelado o Celeste, en alusión al color de su camiseta.
Si repentinamente llega el jugador que faltaba, se lo reemplaza sin ninguna explicación y ya nadie se acuerda de su existencia.
Pero una tarde, en Villa del Parque, los muchachos del Ciclón de Jonte completaron su formación con uno de estos peregrinos anónimos. Y sucedió que el hombre era un genio. Jugaba y hacia jugar. Convirtió seis goles y realizo hazañas inolvidables. Nunca nadie jugó así.
Satanás: Que pides a cambio de tu alma?
Hombre: Exijo riquezas, posesiones, honores, distinciones... Y también juventud, poder, fuerza, salud... Exijo sabiduría, genio, prudencia... Y también renombre, fama, gloria y buena suerte... Y amores, placeres, sensaciones... Me darás todo eso?
Satanás: No te daré nada.
Hombre: Entonces no tendrás mi alma.
Satanás: Tu alma ya es mía. (Desaparece).
La calle del bien y del mal
Como bien lo sabemos, la cuadra del Ángel Gris esta en la calle Artigas entre Bogota y Bacacay. Sucede allí algo muy particular: en una de las veredas no es posible ser bueno. En la otra es imposible ser malo.
Una noche pase con una muchacha rubia por la vereda oeste. La
arrincone en un umbral oscuro, la bese con pasión y logre poseerla allí mismo.
Después cruzamos la calle. Y mientras caminábamos por la vereda oriental, le pedí que me olvidara y la abandone para siempre.
En la cuadra del Ángel Gris hay dos veredas. En una no es posible ser bueno, en la otra no se puede ser malo. Aun no tengo decidido cual es cual.
El tipo que pasaba por ahí
Suele ocurrir en los equipos de barrio que a la hora de comenzar el partido faltan uno o dos jugadores. Casi siempre se recurre a oscuros sujetos que nunca faltan en la vecindad de los potreros. El destino de estos individuos no es envidiable.
Deben jugar en puestos ruines, nadie les pasa la pelota y soportan remoquetes de ocasión, como Gordito, Pelado o Celeste, en alusión al color de su camiseta.
Si repentinamente llega el jugador que faltaba, se lo reemplaza sin ninguna explicación y ya nadie se acuerda de su existencia.
Pero una tarde, en Villa del Parque, los muchachos del Ciclón de Jonte completaron su formación con uno de estos peregrinos anónimos. Y sucedió que el hombre era un genio. Jugaba y hacia jugar. Convirtió seis goles y realizo hazañas inolvidables. Nunca nadie jugó así.
Al terminar el partido se fue en silencio, tal vez en procura de otros desafíos ajenos.Cuando lo buscaron para felicitarlo, ya no estaba. Preguntaron por él a los lugareños, pero nadie lo conocía. Jamás volvieron a verlo.Algunos muchachos del Ciclón de Jonte dicen que era un profesional de primera división, pero nadie se contenta con este juicio. La mayoría ha preferido sospechar que era un ángel que les hizo una gauchada. Desde aquella tarde, todos tratan con más cariño a los comedidos que juegan de relleno.
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