Thursday, September 17, 2009

Mi Buenos Aires querido

Buenos Aires querido
Por: Darío Valle Risoto

Fuí por primera y única vez a Buenos Aires en 1989, hacía menos de tres meses que me había operado de un tumor y aún no tenía idea de lo que iba a ser de mi vida, caímos en un día grís, nublado y triste de Junio o Julio a una conferencia en el Sheraton del gurú Maharashi (¿Se escribe así?), como yo no pertenecía al grupo, tuve algunas horas para deambular por la peatonal Florida, tomarme una Quilmes y ver gran cantidad de personas con rasgos indígenas pidiendo limosna, eran épocas muy duras para la Argentina. Estuve menos de veinticuatro horas y sin embargo no noté que estaba en otro país, era como recorrer barrios de Montevideo a los que nunca había ido. Fuimos a la Boca a la casa de la cuñada de mi vecino Carlos y anduvimos en el subterráneo, todo un acontecimiento porque en Uruguay no hay, también subimos a un colectivo, un micro con un chofer experto que se bancó como un rey que yo le pagara con un billete demasiado grande.
Tengo una gran deuda con Buenos Aires, tengo que volver, ir a una tanguería, agarrarme un buen pedo y discutirles donde nació Carlos Gardel, solo para romper los cocos porque haya nacido donde sea, él como muchos hombres de corazón fueron y serán adoptados por esta ciudad con vida propia que es hermosa, cruel, gigantesca y tan cálida como la deseemos.
Gracias a Myriam Jara por las fotos (Myriam es Argentina claro)
Mi Buenos Aires Querido
Música: Carlos Gardel Letra: Alfredo Le Pera

Mi Buenos Aires querido
cuando yo te vuelva a ver,
no habrás más pena ni olvido.

El farolito de la calle en que nací
fue el centinela de mis promesas de amor,
bajo su quieta lucecita yo la vi
a mi pebeta, luminosa como un sol.
Hoy que la suerte quiere que te vuelva a ver,
ciudad porteña de mi único querer,
y oigo la queja
de un bandoneón,
dentro del pecho pide rienda el corazón.
Mi Buenos Aires
tierra florida
donde mi vida
terminaré.
Bajo tu amparo
no hay desengaños,
vuelan los años,
se olvida el dolor.
En caravana
los recuerdos pasan,
con una estela
dulce de emoción.
Quiero que sepas
que al evocarte,
se van las penas
de mi corazón.
La ventanita de mi calle de arrabal.
donde sonríe una muchachita en flor,
quiero de nuevo yo volver a contemplar
aquellos ojos que acarician al mirar.
En la cortada más maleva una canción
dice su ruego de coraje y de pasión,
una promesa
y un suspirar,
borró una lágrima de pena aquel cantar.

Mi Buenos Aires querido,
cuando yo te vuelva a ver,
no habrá más pena ni olvido.

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