ChocolatePor: Darío Valle Risoto
El género de arte marciales en el cine tuvo su mejor época durante la vida de Bruce Lee y salvo la notable excepción de las películas de Jackie Chan, prácticamente es un cine bastante malo cuando no carente por completo de otro sentido que darse de patadas durante la mayor parte de la película.
Viniendo de Tailandia uno se enfrenta a extraños prejuicios por una nación que solo conoce por sus prostíbulos decadentes y el Boxeo nacional. Esta película que casi saco tras los primeros agobiantes minutos que presagiaban más de lo mismo, es una perfecta y me atrevería decir: Obra maestra” de un cine de Artes Marciales que puede convivir perfectamente con una historia muy buena y contrastes entre comedia, serie negra y drama.
Una niña autista que aprende artes marciales viendo televisión u observando por la ventana a sus vecinos practicando boxeo tailandés, deberá conseguir dinero para el tratamiento por la enfermedad de su madre, solo acompañada por un leal amigo y con un asqueroso mafioso como enemigo rodeado de transvertís no menos desagradables, saldrá airosa de combates perfectamente coreografiados que a uno lo ponen al borde de salir corriendo a un dojo y decirles: ¡Háganme chinoska carajo!
Un filme excelente que recomiendo ciento por ciento aún para aquellos a los que no les agrada el género de tortazos chinos porque es una obra compleja y entretenida por partes iguales.
Una última pregunta: ¿Por qué chocolate?
Postdata: No se pierdan los bloopers antes de los créditos.
El género de arte marciales en el cine tuvo su mejor época durante la vida de Bruce Lee y salvo la notable excepción de las películas de Jackie Chan, prácticamente es un cine bastante malo cuando no carente por completo de otro sentido que darse de patadas durante la mayor parte de la película.
Viniendo de Tailandia uno se enfrenta a extraños prejuicios por una nación que solo conoce por sus prostíbulos decadentes y el Boxeo nacional. Esta película que casi saco tras los primeros agobiantes minutos que presagiaban más de lo mismo, es una perfecta y me atrevería decir: Obra maestra” de un cine de Artes Marciales que puede convivir perfectamente con una historia muy buena y contrastes entre comedia, serie negra y drama.
Una niña autista que aprende artes marciales viendo televisión u observando por la ventana a sus vecinos practicando boxeo tailandés, deberá conseguir dinero para el tratamiento por la enfermedad de su madre, solo acompañada por un leal amigo y con un asqueroso mafioso como enemigo rodeado de transvertís no menos desagradables, saldrá airosa de combates perfectamente coreografiados que a uno lo ponen al borde de salir corriendo a un dojo y decirles: ¡Háganme chinoska carajo!
Un filme excelente que recomiendo ciento por ciento aún para aquellos a los que no les agrada el género de tortazos chinos porque es una obra compleja y entretenida por partes iguales.
Una última pregunta: ¿Por qué chocolate?
Postdata: No se pierdan los bloopers antes de los créditos.
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