El Entrañable cantor
Por: Darío Valle Risoto
Si buscamos el más grande exponente de la música uruguaya tanto urbana como rural, no encontraremos indefectiblemente con el gran Alfredo Zitarrosa, único en su estilo, supo tener un repertorio inmensamente rico de historias que narrarnos con su particular tono de voz y su apostura de cantante flamenco. De negro el hombre fue o supo ser anarquista, algunos dicen que se hizo comunista luego, pero me cuesta creer que haya retrocedido idealmente. Este 1ª de Mayo me puse a buscar dos de sus canciones y fue casi imposible pero quedaron estas, una muy conocida, la otra enraizada con aquella gesta que hoy el gobierno olvida demasiado frecuentemente.
Milonga CañeraPor: Darío Valle Risoto
Si buscamos el más grande exponente de la música uruguaya tanto urbana como rural, no encontraremos indefectiblemente con el gran Alfredo Zitarrosa, único en su estilo, supo tener un repertorio inmensamente rico de historias que narrarnos con su particular tono de voz y su apostura de cantante flamenco. De negro el hombre fue o supo ser anarquista, algunos dicen que se hizo comunista luego, pero me cuesta creer que haya retrocedido idealmente. Este 1ª de Mayo me puse a buscar dos de sus canciones y fue casi imposible pero quedaron estas, una muy conocida, la otra enraizada con aquella gesta que hoy el gobierno olvida demasiado frecuentemente.
Alfredo Zitarrosa
A mí me llaman peludo
Y he nacido en bella unión.
Soy uno de los que pudo
Meterle miedo al patrón
He venido caminando
Desde artigas hasta acá,
Todo el camino gritando
“viva sendic y utaa*”.
Con mi china y mis gurises,
Sin maleta y desarma’o
Yo vine aquí porque quise,
A mí nadie me ha manda’o.
Vine con otros setenta
Y el gobierno se asustó,
Vaya sacando la cuenta,
No pregunte quién soy yo.
No se asuste, compañero,
Si me ve mal entraza’o,
Yo como usted soy obrero,
No uso cuello almidona’o
Apenas soy un cañero
Y he nacido en bella unión,
¡cuente conmigo, aparcero,
Para la revolución!
*unión de trabajadores azucareros de artigasDoña Soledad
Alfredo Zitarrosa
Mire doña soledad, póngase un poco a pensar
Doña soledad, cuántas personas habrá que la conozcan de verdad
Yo la ví en el almacén, peleando por un veintén
Doña soledad, y otros dicen haga el bien,háganlo sin mirar a quién.
Cuantos veintenes tendrá sin la generosidad
Doña soledad, con los que pueda comprar el pan y el vino nada más.
La carne y la sangre son de propiedad del patrón
Doña soledad,cuando cristo dijo no usted sabe bien lo que pasó.
Mire doña soledad, yo leconverso de más
Doña soledad, y usted para conversar hubiera querido estudiar.
Cierto que quiso querer, pero no pudo poder
Doña soledad, porque antes de ser mujer ya tuvo que ir a trabajar.
Mire doña soledad, póngase un poco a pensar
Doña soledad, que es lo que quieren decir con eso de la libertad.
Usted se puede morir,eso es cuestión de salud
Pero no quiera saber lo que cuesta un ataud.
Doña soledad hay que trabajar, pero hay que pensar
No se vaya a morir, la van a enterrar doña soledad
Hay que trabajar, pero hay que pensar, doña soledad.
Alfredo Zitarrosa en Wikipedia su Biografía
De Guitarra Negra
Hoy anduvo la muerte revisando los ruidos del teléfono, distintos bajo los dedos índices, las fotos, el termómetro, los muertos y los vivos, los pálidos fantasmas que me habitan, sus pies y manos múltiples, sus ojos y sus dientes, bajo sospecha de subversión... Y no halló nada... No pudo hallar a Batlle, ni a mi padre, ni a mi madre, ni a Marx, ni a Arístides, ni a Lenin, ni al Príncipe Kropotkin, ni al Uruguay ni a nadie... ni a los muertos Fernández más recientes... A mí tampoco me encontró... Yo había tomado un ómnibus al Cerro e iba sentado al lado de la vida.
De Guitarra Negra
Hoy anduvo la muerte revisando los ruidos del teléfono, distintos bajo los dedos índices, las fotos, el termómetro, los muertos y los vivos, los pálidos fantasmas que me habitan, sus pies y manos múltiples, sus ojos y sus dientes, bajo sospecha de subversión... Y no halló nada... No pudo hallar a Batlle, ni a mi padre, ni a mi madre, ni a Marx, ni a Arístides, ni a Lenin, ni al Príncipe Kropotkin, ni al Uruguay ni a nadie... ni a los muertos Fernández más recientes... A mí tampoco me encontró... Yo había tomado un ómnibus al Cerro e iba sentado al lado de la vida.
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