El Mate celeste
Por: Darío Valle Risoto
Un año antes ya me tenían los huevos fritos con el mundial de Sudáfrica, a un mes debo soportar un omelette entre las piernas y la sensación de que el Opio de los Pueblos está ya para iniciar una serie de atentados metodistas.
Escuchando la radio ya me imagino lo que debe ser la televisión que por cuestiones de salud mental no miro desde hace unos doce años (me refiero a la Uruguaya), imagínense si la mirara como estarían mis sesos si ya me bancan solo a pura noticia radial.
Bueno, tal que parece que el mundo ya tiene forma de pelota y todo el tema es sobre esos deliciosos 32 países que exportarán selecciones de idiotas para una contienda que me importa un real carajo si gana el seleccionado de Repudristán a fuerza de sodomitas centrodelanteros y laterales bolcheviques borrachos. ¡Basta por favor!
Voy al supermercado y junto con el ticket me dan medio metro de papel con numeritos para digitar códigos que entran por celular (11$ la llamada) y así participo en un sorteo de un calzoncillo autografiado por un jugador uruguayo y manchado de orín por el mismo. Hay un aviso de pastillas que reza: “Respirá Sudáfrica” y me imagino un aromita a sudor de nativo Congoleño transpirado luego de ser corrido en la sabana por veintidós leones excitados, el exultante aroma de la caca de elefante o el espiritual olorcillo de una cebra pudriéndose junto al río después de que un cocodrilo la partió al medio.
El Mate celeste es una promoción de yerba que venderán podrida, me supongo, para que tome ese tinte oriental azulado, también hay un álbum super gay con más de seiscientas figuritas ¡¡¡de tipos carajo!!!. ¿Quién en su sano juicio es heterosexual y compra miles de pesos en fotitos de machos?
Todo el mundo habla de fútbol, me tienen harto con Forlán y su novia plastiquito argentino, con los que van, con los que no van, con la gran cantidad de periodistas sexagenarios que el país enviará en un avión geriátrico a ver si se contagian de una buena malaria y así limpiamos los medios nacionales de tanto abogado frustrado devenido en comentarista ¿Deportivo?
Promociones, baratijas, sanatas, álbumes de figuritas, banderas por todas partes, hasta el presidente les regala una a los seleccionados junto a un cuadro de Artigas, (Con Artigas no hecho por el mismo que no pintaba nada), se canta el himno y se elevan los deseos de tres millones de huevones que se unen para mirar uno de los deportes competitivos más aburridos de la historia excesivamente inflado por la super mega compañía internacional FIFA que nos fifa continuamente a fuerza de someternos sin pausa a campeonatos y contiendas desde el potrero de la esquina hasta este enfrentamiento que a mi me importa una reverenda mierda y a medida que pasan los días espero termine pronto aunque no habrá descanso posible porque siempre viene otro soplamocos de estupideces futboleras.
Y ya que estamos ojala que la final sea entre Argentina y Uruguay y nos caguen a goles los porteños, ese día seré feliz como una lombriz.
Por: Darío Valle Risoto
Un año antes ya me tenían los huevos fritos con el mundial de Sudáfrica, a un mes debo soportar un omelette entre las piernas y la sensación de que el Opio de los Pueblos está ya para iniciar una serie de atentados metodistas.
Escuchando la radio ya me imagino lo que debe ser la televisión que por cuestiones de salud mental no miro desde hace unos doce años (me refiero a la Uruguaya), imagínense si la mirara como estarían mis sesos si ya me bancan solo a pura noticia radial.
Bueno, tal que parece que el mundo ya tiene forma de pelota y todo el tema es sobre esos deliciosos 32 países que exportarán selecciones de idiotas para una contienda que me importa un real carajo si gana el seleccionado de Repudristán a fuerza de sodomitas centrodelanteros y laterales bolcheviques borrachos. ¡Basta por favor!
Voy al supermercado y junto con el ticket me dan medio metro de papel con numeritos para digitar códigos que entran por celular (11$ la llamada) y así participo en un sorteo de un calzoncillo autografiado por un jugador uruguayo y manchado de orín por el mismo. Hay un aviso de pastillas que reza: “Respirá Sudáfrica” y me imagino un aromita a sudor de nativo Congoleño transpirado luego de ser corrido en la sabana por veintidós leones excitados, el exultante aroma de la caca de elefante o el espiritual olorcillo de una cebra pudriéndose junto al río después de que un cocodrilo la partió al medio.
El Mate celeste es una promoción de yerba que venderán podrida, me supongo, para que tome ese tinte oriental azulado, también hay un álbum super gay con más de seiscientas figuritas ¡¡¡de tipos carajo!!!. ¿Quién en su sano juicio es heterosexual y compra miles de pesos en fotitos de machos?
Todo el mundo habla de fútbol, me tienen harto con Forlán y su novia plastiquito argentino, con los que van, con los que no van, con la gran cantidad de periodistas sexagenarios que el país enviará en un avión geriátrico a ver si se contagian de una buena malaria y así limpiamos los medios nacionales de tanto abogado frustrado devenido en comentarista ¿Deportivo?
Promociones, baratijas, sanatas, álbumes de figuritas, banderas por todas partes, hasta el presidente les regala una a los seleccionados junto a un cuadro de Artigas, (Con Artigas no hecho por el mismo que no pintaba nada), se canta el himno y se elevan los deseos de tres millones de huevones que se unen para mirar uno de los deportes competitivos más aburridos de la historia excesivamente inflado por la super mega compañía internacional FIFA que nos fifa continuamente a fuerza de someternos sin pausa a campeonatos y contiendas desde el potrero de la esquina hasta este enfrentamiento que a mi me importa una reverenda mierda y a medida que pasan los días espero termine pronto aunque no habrá descanso posible porque siempre viene otro soplamocos de estupideces futboleras.
Y ya que estamos ojala que la final sea entre Argentina y Uruguay y nos caguen a goles los porteños, ese día seré feliz como una lombriz.
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