Wednesday, January 7, 2009

Una muñeca para Patricia (Cuento)

Una muñeca para Patricia
Por: Darío Valle Risoto

Le encantaban las moras, a Patricia le encantaban las moras y todos los frutos silvestres del bosque, de los pocos bosques que en el año 3009 quedaban en la tierra, pero gracias a que su primer padre que era agente de viajes le podía conseguir desde peras de Orión hasta cristales comestibles de Delta Tretiak, el planeta donde estaba la compañía central donde trabajaba desde hacía muchos años.
Patricia había cumplido veinte pero a los ojos de todos seguía siendo una niña, a pesar de que tenía una licenciatura en Klingom grado cuatro y había ganado desde hacía cinco años todas las olimpíadas de matemática cuántica en la universidad de la Federación, Patricia era considerada aún muy chica para muchas cosas, por ejemplo: enamorarse.
Se tenían noticias de la última mujer que se había enamorado una primavera del año 2014 en Nueva Habana, pero los más serios decían que eran puras habladurías, la gente seguía con la vieja costumbre de casarse aunque ahora era impensable que lo hagan menos de tres personas ya que la pareja monogámica había sido superada por nuevas costumbres.
Por ejemplo Patricia tenía dos madres y tres papás, el padre que más quería era este mismo, el que viajaba casi todo el año por cuestiones de la agencia, luego estaba Pocho que era mecánico y Denise que era el mejor peluquero de Marte.
En ese momento estaba sola en la gran casa de Nueva Palmira porque Denise se había ido con Pocho y Susana de vacaciones a Australia y Rhonda su mamá primera estaba sometiéndose a una nueva reducción de senos. La moda de las mujeres planas ejercía como un azote en todos los confines de la galaxia.
Cuando Patricia llegaba a la casa le costaba un triunfo quitarse las vendas que disimulaban sus pechos pero se negaba a ser manipulada por la holotelevisión como a todo el mundo, era la víspera de reyes y quería una muñeca con todo su corazón, lamentablemente ninguno de sus padres le había hecho caso.
___¡A tu edad una muñeca!____ Le gritó Rhonda antes de irse a la clínica.
___No lo creo apropiado. ___Dijo Susana con gesto distante.
___¡Mejor pedite un muñeco, pedite. ___ Le dijo el Pocho mientras besaba a Denise.
Su primer padre Alejandro ni le contesto y Denise estaba ocupado para hablar.

___Sola y podrida, ¿Es mucho pedir una muñeca?
Podía comprarse una de esas autómatas Coreanas que venden en la holo tele pero ella quería una muñeca antigua de trapo, de aquella vez que había visitado el museo Artigas no se olvidaba, de las muñecas de trapo blanditas y cálidas. Quería dormir con ella hasta cumplir sesenta años y tal vez más, ya sabemos que la mayoría de edad es a los cincuenta pero... ¡qué importaba!
De noche dejó los zapatos en la terraza, a nadie le haría mella y nunca se sabe que puede pasar en un mundo regido por leyes físicas y virtuales por igual.
Al amanecer el olor a bosta de camello la despertó, había pasto desparramado por el cuarto y siguió las hebras hasta la terraza para toparse con una muñeca de trapo con ojos de botones y cabello de lana amarilla que la observaba desde la reposera de Denise.
___¡Mi muñeca! ____Gritó con los ojos llenos de lagrimas.
Lo que no imaginaba es que en ese momento millones de muñecas de trapo habían sido dejadas en todos los países de la tierra como la avanzada terrible del planeta Traponia que se disponía a acabar con la locura desenfrenada en los humanos y casarse en grupos multisexuales.
Final.
Pd: Se dice que los Traponianos son Testigos de Jehová pero son puras habladurías nomás.

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