Sunday, May 17, 2009

El Amor Inmovil (Cuento)

El amor Inmóvil
Por: Darío Valle Risoto

Marcelo Salvattore era un tipo muy callado, sin embargo tenía las mejores notas de la clase y aunque hablaba poco, se había hecho querer por todos ya que compartía sus conocimientos sin buscar nada a cambio, muchos compañeros y compañeras habían mejorado sus notas, gracias a su siempre solícita compañía en el bar donde se reunían antes de clases a estudiar o conversar.
Sin embargo, existía a su alrededor un cierto halo de misterio, Joaquín lo creía hasta que un buen día Marcelo tuvo problemas para hacer algo tan simple como las gráficas, era comprensible que en algo fallara ya que era brillante en casi todo lo demás, pero no muy ducho en el dibujo lineal y menos para comprender como trasladar los datos de una encuesta al papel de forma visual.
___Deberías entenderlo, es muy fácil, en esta columna colocamos estas variables y...
Marcelo miraba a la calle con gesto demasiado lejano como para ponerse a dibujar y Joaquín comenzaba a mostrarse cansado, además se les hacía tarde y a primera hora tenían un parcial de Historia Contemporánea.
___En otro momento me lo explicas mejor, perdóname.
Dos días después sucedió algo inesperado no fuera de lo común pero raro, al menos para Joaquín ya que Marcelo lo invitó a ir a su casa para seguir con el tema de las gráficas, nunca nadie de la clase había ido antes a su hogar, el miércoles siguiente deberían presentarlas en forma para Sociología.
El sábado a las cuatro de la tarde mirando el papelito con los datos, Joaquín se quedó boca abierta frente a la gran mansión donde vivía su compañero del bachillerato, nunca se imaginaría que era una persona de dinero al verlo.
En pleno Carrasco la casa ocupaba casi un tercio de una enorme manzana cerca de la Avenida, tenía una gran construcción de tres pisos con techos de tejas negras, jardines floridos y un hermoso y serpenteante camino de piedras rojizas entre lámparas de color plateado sobre columnas de bronce.
___¡A la pucha!
Marcelo lo recibió vestido con un conjunto de gimnasia muy gastado de color gris, adentro había un lujo sobrio pero no menos impresionante, una empleada lo saludó y tomó su campera, Joaquín trató de no mirar los cuadros y los adornos del impresionante hall de entrada.
___Pero... ¡Qué casa hermano!, No sabia que tenías dinero, en el bachillerato publico no va mucha gente como vos, digo, con dinero.
Marcelo lo llevó a su cuarto y se excusó porque estaba mal vestido.
___Estaba ayudando a mi madre en la piscina.
Joaquín no comprendió a que se refería hasta que un rato después entró algo inesperado a la habitación de su amigo.
Era una mujer en silla de ruedas cargando en su regazo una bandeja con mazas y un par de tazas de café.
___Ella es mi madre Silvia, él es Joaquín Coitiño, mi compañero del bachillerato.
Mientras su hijo ponía la merienda sobre el amplio escritorio, Joaquín le dio un beso a esa mujer extremadamente bella y tristemente inválida, no pudo dejar de sentir una sensación muy encontrada en su interior.
___Bueno, los dejo solos, deben estudiar, si quieren algo más me llaman.
Se fue silenciosamente lejos de ellos y el visitante se quedó viendo el hueco de la puerta con el perfume embriagador de esa mujer muy joven para tener un hijo y tan sobrenatural con su cabello rubio trigo y unos ojos...
___Fue un accidente de automovilismo, murió mi padre en él, yo tuve muchas lecciones, por eso me cuesta dibujar y mamá...
___Es tan joven.
___Me tuvo a los dieciocho, yo tengo diecinueve, saca la cuenta. ___Dijo sonriendo.
Pasaron el resto de la tarde haciendo las gráficas, ya de noche Joaquín se despidió de la casa de su amigo y de su madre, al tomar el ómnibus lo embargó la sensación de que esa mujer era algo tan sobrenatural como un hada o una aparición, pero todo lo achacó a su necesidad de amar a alguien, sin embargo volvió convencido de que la volvería a ver.
FIN

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