Saturday, May 9, 2009

Una Niña en el Cementerio (Cuento)

Una Niña en el Cementerio
Por: Darío Valle Risoto

___¿Dónde quieres que te lleve este fin de semana Laurita?
___Al cementerio.
Silencio en el celular.
___¿Papi?
___Yo preferiría ir al parque o al zoológico, ¿Te gusta el zoológico?
___Quiero ir al cementerio, chau.
Silencio, Pedro Fuentes sacudió el celular por si le había quedado alguna palabra colgada pero no, Laurita quería ir al cementerio. Piensa y piensa pegando con los dedos a forma de repiqueteo en el escritorio mientras la computadora le muestra el logo del Banco de Previsión Social donde se encuentra trabajando desde hace doce años.
El domingo amaneció soleado y el otoño explotaba en hojas de diferentes tonos desde el amarillo total al rojo oscuro, Pedro se afeitó luego de bañarse, cada quince días iba a buscar a su hija a la casa de sus suegros, uno de los malos buenos tragos de estar separado.
Y allá salió corriendo abrazando a “Pocho” su oso Panda de peluche, toda sonrisa: gordita, de largo pelo negro y la clara fisonomía de los genes de su bella madre, inevitables los recuerdos del amor suprimido y el enorme augurio de la eternidad en los brazos con forma de hija.
Un beso ruidoso y mojado que le hace secarse el cachete despacio como con vergüenza, ella que le aferra la mano y enfila al auto obligándolo a saludar desde lejos a sus ex suegros que lo miran con gesto severo, como siempre.
___Volvemos a eso de las ocho. ___Les gritó antes de dar la vuelta hasta la puerta del volante.
Sentada atrás pregunta sobre el nuevo olor a pino del coche, sobre si papá limpió el vómito de la quincena pasada, los churros estarán prohibidos hasta los dieciocho años, si consiguió novia, si vio los “Pitufos” en el dvd porque se lo dejó olvidado en su casa y...
___¿Vamos al cementerio?, Lo promititste.
___Prometiste, se dice prometiste y ... bueno, si quieres.
Eligió cualquiera al azar y el del Buceo le quedaba más cerca, había tontamente pensado que lo habría olvidado, a fin de cuentas solo tiene seis años y fue hace dos días que lo había pedido. Gran error subestimar la memoria de una niña.
Caminaron en silencio de la mano por la avenida principal, Laurita iba en silencio como pensando detenidamente lo que iba a decir, muchas veces era sorprendente lo que podría salir de sus pequeños labios.
___¿Dónde están los muertos?
___Enterrados, abajo, esas son lápidas con los nombres y las fechas, también hay allá en las urnas.
___Son chiquitas.
___Te compré unos caramelos de frutilla. ___Sacó del bolsillo de su campera un paquete y se lo alcanzó, Laurita lo abrió detenidamente mientras su padre sostenía a Pocho que tenía un ojo medio despegado.
___¿Y porqué vos no estás acá?
___Noooo, acá está la gente muy viejita que se murió, yo estoy vivo.
Caminó un tramo más en silencio luego de devolverle el paquete de caramelos, se detuvo y requirió a su oso panda antes de mirar para arriba con gesto triste.
___Cómo el nuevo novio de mamá le preguntó por vos y ella dijo que estás muerto entonces quise venir.
Pedro Fuentes lanzó una carcajada al aire que preocupó a algunas ancianas que cargaban flores, dieron la vuelta y pasaron el resto de la tarde en el zoológico, mientras Laurita corría hacia el corral de los cabritos pensó en decirle a su ex que tuviera cuidado por ciertos comentarios.
Pensándolo mejor: ¿Qué importaba?
FIN

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