Friday, May 8, 2009

Malos Pensamientos

Malos Pensamientos
Por: Darío Valle Risoto


Hace unos dieciocho o diecinueve años que el Licenciado Orlando Pettinati nos propone al aire un programa que al menos a mí me resulta curioso, no por lo creativo de su propuesta sino por el caudal de audiencia que arrastra y si bien en los últimos años ha perdido mucho público se mantiene un buen número a lo largo del tiempo y casi es tradición en la f.m. de mi país.

Desde luego que su tremenda difusión obedece a diferentes formas de analizar los públicos que se acercan a estos programas de entretenimiento que no ofrecen más que chistes, bromas o noticias extrañas a la audiencia y se sirven de un intercambio aparentemente desenfadado con esta.
Contenidos y forma son las dos condiciones para examinar un producto de comunicación y en este caso es muy fácil discernir que los públicos que acceden a estas propuestas no son demasiado exigentes y se resisten a los cambios de formato. 

Siguiendo la tradición de los relatos de fútbol radiales de mi país, Pettinati nos abruma a una velocidad característica con frases y sonidos que se pinchan a casi todo lo largo de la transmisión, como él es el único conductor, estas voces ofician a su vez de interlocutores y también de apoyo a su diálogo-monólogo con un público desde todos los puntos de vista cómplice de la propuesta.

Se trata de compartir chistes cotidianos, no demasiado complicados con una audiencia adolescente y joven o que no se quiere complicar la vida pensando demasiado, “Petti” es el amigo bromista de la clase o el simpático del grupo, él es el centro de la reunión, el que siempre tiene que tomar a otros de punto y sale ileso de todas las jugadas. La gente toma el programa y lo acepta tal cual es.

La “Tinellización” de nuestros medios de comunicación en los últimos años no tiene discusión, tanto en radio como en televisión las mayorías buscan escapar de una realidad política y social y cuando esta traspasa lo cotidiano solo es tomada como efectismo para el chiste simple y llano. Todo se frivoliza, hasta lo que debería ser tomado en serio o al menos con respeto.

Por lo tanto no es difícil darnos cuenta que el programa carece completamente de contenidos y estamos seguros de que no los pretende, me refiero a “contenidos” en el sentido de intentar un intercambio con la audiencia para generar debates mayores que saber si hay mujeres vírgenes en determinado barrio, cuantas veces hizo el amor este mes o si hay inspectores de tránsito en tal o cual zona de Montevideo.

Otro elemento a tomar en cuenta es el formato, ya sostuve que se parece demasiado a ese psicodrama creado por los relatores de fútbol para atrapar “enloqueciendo” con su dinámica atronadora nuestros oídos. “Que suba la radio el conductor del 306” Pide un radioescucha y el conductor se hace eco lanzando al aire la propuesta de que todos en ese colectivo deban escucharlo les guste o no.

“Los oídos deberían tener párpados”, Le escuché decir cierta vez a Mauricio Rosencof y tiene razón, aunque no queramos deberemos escuchar este programa si caímos en las garras del mensaje de texto de turno.

Otro nivel de análisis merece el público que llama al programa pidiendo “Una mano”, esta sección se ocupa de solucionarle los problemas a la audiencia llamando por teléfono a esposas, patrones, amigos, etc., para solucionar conflictos más o menos simples y que atentan casi siempre con la dignidad de quién hace tal pedido al aire. ¿Qué clase de persona llama a una radio para compartir sus problemas?
Posiblemente un imbécil.

Alguien me dijo una vez que este tipo de programas sacan a la superficie el infantilismo emotivo de las sociedades y creo que es así, por lo tanto una gran oleada de vergüenza ajena me ahoga cada vez que alguien se expone anónimamente a la risa de los demás, cuando no a la lástima o la ira ajenas.

Orlando Pettinati es un genio porque solo un genio o un gran estafador puede estar muchos años viviendo de hacer este tipo de programas que solo consumen nuestras horas ociosas como un enorme pac-man que usa a la comunicación en su interpretación más simple.

Por último me parece un gran desperdicio de algo tan interesante como la comunicación con la gente, se podría hacer mucho más sin dejar de entretener.

PD: Muy lamentablemente debo escuchar este programa casi a diario al menos hasta la mitad y por lo tanto escribo esto desde mis cojones paspados de tanto griterío y estupideces en la radio, la mayoría de las veces que tomo el colectivo lo van escuchando, el único consuelo es que en ese horario ha desplazado a las cumbias pero me sigue sorprendiendo que la gente escuche día tras día más de lo mismo donde nueve de cada diez chistes son tan previsibles que deberían darse cuenta, creo firmemente que si por un año entero se repitieran los programas del año anterior nadie lo advertiría.

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