Por: Darío Valle Risoto
Anoche vi esta gran película e inmediatamente me sentí viejo y nostálgico por aquellos viejos cines enormes con grandes entradas, cortinados rojos y esas butacas incómodas, bajitas y que olían a cuero. Esta película se desarrolla en 1957 pero lo más interesante es que está filmada como si hubiera sido hecha en esos tiempos donde había una gramática visual muy especial en el cine de ciencia ficción norteamericano. Más allá de las enormes consideraciones políticas de un cine hecho en una época, donde el terror agazapado del comunismo se avatía sobre la democracia norteamericana, las invasiones extraterrestres estaban a la orden de día y la gente quería entretenerse apra olvidar la guerra mundial, la guerra fría y la gran represión sexual imperante en la época.
Todo se puede decodificar en esta película que abunda en sesgos hacia una sociedad yanqui que simulaba felicidad mientras escondía un fascismo a veces aparatoso. Un pueblo del desierto de Mojave que se aburre y se adormece asistirá a la llegada de una nave alienigena con dos seres muy diferentes a bordo, la monstruosidad que se come a la gente dejando un charco asqueroso y el alien "bueno" que ocupará el cuerpo de un clásico científico con pipa y todo. Jóvenes que no son tomados en serio por el sheriff local, los gritos frente a las cámaras, las bromas y los incontables gags que remiten a un cine de puro y absoluto entretenimiento hacen de esta película una obra insustituible quizás solo equiparable a aquella "Mars Attack" de Tim Burton.
Todo se puede decodificar en esta película que abunda en sesgos hacia una sociedad yanqui que simulaba felicidad mientras escondía un fascismo a veces aparatoso. Un pueblo del desierto de Mojave que se aburre y se adormece asistirá a la llegada de una nave alienigena con dos seres muy diferentes a bordo, la monstruosidad que se come a la gente dejando un charco asqueroso y el alien "bueno" que ocupará el cuerpo de un clásico científico con pipa y todo. Jóvenes que no son tomados en serio por el sheriff local, los gritos frente a las cámaras, las bromas y los incontables gags que remiten a un cine de puro y absoluto entretenimiento hacen de esta película una obra insustituible quizás solo equiparable a aquella "Mars Attack" de Tim Burton.
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