Aprender a Perdonar
Myriam Croft nos acaba de enviar esta profunda anécdota de vida:
Al aproximarse a la recepción de un hotel, a un hombre le llama la atención un ruido y al darse la vuelta a ver qué es, golpea sin querer con el codo, el seno de una preciosa mujer.
Apenado y sin saber qué hacer, él dice:
- Mil disculpas señorita, si su corazón es tan suave como su seno, tengo la seguridad de que me perdonará
La mujer sonriendo le responde:
- Y si su pene es tan duro como su codo, mi habitación es la 201
Myriam Croft nos acaba de enviar esta profunda anécdota de vida:
Al aproximarse a la recepción de un hotel, a un hombre le llama la atención un ruido y al darse la vuelta a ver qué es, golpea sin querer con el codo, el seno de una preciosa mujer.
Apenado y sin saber qué hacer, él dice:
- Mil disculpas señorita, si su corazón es tan suave como su seno, tengo la seguridad de que me perdonará
La mujer sonriendo le responde:
- Y si su pene es tan duro como su codo, mi habitación es la 201
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