Capitalismo salvaje ¿donde?
Por: Darío Valle Risoto
El capitalismo debe ser el sistema económico más solidario que existe sobre la tierra, piensen en lo siguiente: en una empresa, tienda, boliche, kiosco, lo que sea, encontraremos dos, tres, diez, cien o mil empleados que trabajan produciendo riqueza y la donan generosamente para que los propietarios, patrones, socios, etc. de esta, vivan de puta madre.
¿Eso no es solidaridad?
Los dueños del susodicho empleo a su vez y tras embolsarse la mayor parte de la ganancia repartirán las migajas sobrantes en forma de sueldos para sus empleados y a esto en contabilidad se le denominará: Pérdidas.
Lo curioso de este sistema es que pasaron muchos años con esta forma de explotación y como un trazo más de la ideología fascista y cristiana, que prepara nuestras siquis como fieles vasallos de entidades superiores, llamémosles: dios, sacerdotes, policías, abogados, patrones, etc. Ya estamos habituados a esta suerte de vida donde los mendrugos forman parte de lo cotidiano y no será buen visto por nuestros semejantes cualquier arresto revolucionario que implique resistencia.
Cierta vez conversando con un verdulero este me decía que los sindicatos obreros no sirven para nada a lo que yo le contesté que trabajé trece años en una imprenta sindicalizada y en ese momento llevaba casi una década en otra que no lo era y que prefería el primer caso porque al menos tenía la oportunidad de reclamar mis derechos y luchar por ellos.
Obviamente que había hecho ingentes esfuerzos en este lugar para que los compañeros eligieran delegados y se sindicalicen pero fue siempre inútil, incluso durante la crisis del año 2001 en Uruguay el patrón los reunió y les ofreció seguirles pagando las horas extras en forma simple en vez de dobles porque no había dinero. ¿?
Cuando me enteré de esto y de que habían aceptado casi me mato, como yo estaba en el turno de la noche no había estado en esta hermosa reunión y desde luego que todos aceptaron, solo dos entre más de sesenta nos negamos a hacer extras a salario normal. Lo más curioso es que las principales presiones no venían de la patronal sino de nuestros propios compañeros.
___Claro, a vos te sobra la plata
___Lo que pasa es que sos soltero y no tenés hijos.
___Hay que cuidar el trabajo
Tomemos en cuenta que si bien tenían razón en los ítems 2 y 3, muchos de ellos debían mantener un status de vida que no les pertenecía, plagados por créditos al pedo y el pago de un montón de porquerías ya estaban irremediablemente esclavizados al sistema.
Argumentos de mentes débiles que sometidos de por vida ven en el patrón a un ángel salvador, el mismo ángel que ese mismo año se fue a los Estados Unidos de vacaciones y les dijo que iba a buscar clientes.
___ ¡Pedazo de idiotas se fue a pasarla bien con los millones ahorrados en extras que les robó!
A poco de volver, se compró una camioneta nueva y todos salían a la calle a verla babeándose y felicitándolo por tamaño carro. Cuando la secretaria me dijo si había visto la camioneta que el dueño se había comprado le contesté.
__ ¿Que le compramos nosotros?
Por supuesto que no me comprendió.
Por: Darío Valle Risoto
El capitalismo debe ser el sistema económico más solidario que existe sobre la tierra, piensen en lo siguiente: en una empresa, tienda, boliche, kiosco, lo que sea, encontraremos dos, tres, diez, cien o mil empleados que trabajan produciendo riqueza y la donan generosamente para que los propietarios, patrones, socios, etc. de esta, vivan de puta madre.
¿Eso no es solidaridad?
Los dueños del susodicho empleo a su vez y tras embolsarse la mayor parte de la ganancia repartirán las migajas sobrantes en forma de sueldos para sus empleados y a esto en contabilidad se le denominará: Pérdidas.
Lo curioso de este sistema es que pasaron muchos años con esta forma de explotación y como un trazo más de la ideología fascista y cristiana, que prepara nuestras siquis como fieles vasallos de entidades superiores, llamémosles: dios, sacerdotes, policías, abogados, patrones, etc. Ya estamos habituados a esta suerte de vida donde los mendrugos forman parte de lo cotidiano y no será buen visto por nuestros semejantes cualquier arresto revolucionario que implique resistencia.
Cierta vez conversando con un verdulero este me decía que los sindicatos obreros no sirven para nada a lo que yo le contesté que trabajé trece años en una imprenta sindicalizada y en ese momento llevaba casi una década en otra que no lo era y que prefería el primer caso porque al menos tenía la oportunidad de reclamar mis derechos y luchar por ellos.
Obviamente que había hecho ingentes esfuerzos en este lugar para que los compañeros eligieran delegados y se sindicalicen pero fue siempre inútil, incluso durante la crisis del año 2001 en Uruguay el patrón los reunió y les ofreció seguirles pagando las horas extras en forma simple en vez de dobles porque no había dinero. ¿?
Cuando me enteré de esto y de que habían aceptado casi me mato, como yo estaba en el turno de la noche no había estado en esta hermosa reunión y desde luego que todos aceptaron, solo dos entre más de sesenta nos negamos a hacer extras a salario normal. Lo más curioso es que las principales presiones no venían de la patronal sino de nuestros propios compañeros.
___Claro, a vos te sobra la plata
___Lo que pasa es que sos soltero y no tenés hijos.
___Hay que cuidar el trabajo
Tomemos en cuenta que si bien tenían razón en los ítems 2 y 3, muchos de ellos debían mantener un status de vida que no les pertenecía, plagados por créditos al pedo y el pago de un montón de porquerías ya estaban irremediablemente esclavizados al sistema.
Argumentos de mentes débiles que sometidos de por vida ven en el patrón a un ángel salvador, el mismo ángel que ese mismo año se fue a los Estados Unidos de vacaciones y les dijo que iba a buscar clientes.
___ ¡Pedazo de idiotas se fue a pasarla bien con los millones ahorrados en extras que les robó!
A poco de volver, se compró una camioneta nueva y todos salían a la calle a verla babeándose y felicitándolo por tamaño carro. Cuando la secretaria me dijo si había visto la camioneta que el dueño se había comprado le contesté.
__ ¿Que le compramos nosotros?
Por supuesto que no me comprendió.
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